Editorial

No solo el petróleo sube, también el oro

La economía local está concentrada en el alza del barril de petróleo, pero no está mirando otros refugios valiosos como el oro que revive

Editorial

La economía global cerrará el primer mes del año en medio de una alegre danza alcista del petróleo, mientras la moneda estadounidense se hunde en los mercados emergentes. La semana comienza con un dólar a $2.804 y un barril de petróleo Brent en US$70,50. Y si nada raro sucede entre el próximo martes y miércoles, febrero caminará al ritmo de una fuerte devaluación de dólar y un costo del barril en plena subienda.

Miremos la coyuntura: el barril de Brent coquetea con los US$71 y el WTI hace lo propio con los US$65, esto sucede por primera vez desde 2014, justo cuando el petróleo empezó su caída dramática que le pasó la cuenta de cobro a las economías dependientes del crudo como la nuestra. La explicación del renacer del precio petrolero no tiene que ver con nada distinto a las caídas del dólar y de las reservas del combustible en Estados Unidos, además del pacto de recortar la producción por parte de los países cartelizados en la Opep.

Pero hay un detalle en esta coyuntura que está pasando desapercibido y que tiene que ver con los efectos colaterales de la devaluación del dólar en los mercados emergentes. El oro ha conseguido máximos en su precio que no se veían desde agosto de 2016: US$1.360 la onza. Vale la pena hacer el comentario pedagógico que se usa la unidad “onza troy” para pesar los metales y que equivale a 31,1 gramos. Una onza común pesa 28,3 gramos y es así como se comercializan el oro y la plata en los mercados internacionales. Es clave apuntar también que las cotizaciones en el mercado del petróleo se hacen con dólares y que un cambio devaluado de la divisa estadounidense eleva el precio del petróleo.

Los commodities, oro y petróleo, son refugios naturales cuando una moneda fuerte se devalúa y eso está sucediendo en estos momentos. Si miramos el precio del metal precioso ha subido durante el último mes y medio, justo el lapso cuando se ha acentuado la devaluación del dólar y la escalada del barril. Entre el 1 de enero y esta semana final del primer mes, la onza ha subido 4%, valor que se acumula al 13% que repuntó al final del año pasado. Las autoridades económicas locales deben mirar en detalle la correlación que tiene dólar, petróleo y oro para revisar sus proyecciones, pues los últimos cálculos no interpretan lo que está sucediendo en el mercado de monedas, el petróleo y el de los metales preciosos. Si bien el oro no es una exportación relevante para Colombia como sucede con el petróleo, sí es representativa en el consolidado de ventas al exterior.

En enero del año pasado las ventas del oro al exterior fueron de US$112 millones (casi cuatro toneladas), mientras que para la misma fecha de 2016 la cantidad era la mitad y el precio solo ascendía a US$57 millones. La situación para este enero que termina esta semana será distinta, pues no solo el buen precio ha hecho que se exporte más el metal precioso, sino que muchas de las compañías de extracción han aumentado sus trabajos para aprovechar el buen momento. El gran problema que tiene una bonanza aurífera por precio es que una buena parte del oro que se extrae es ilegal y que esta fiebre siempre convulsiona regiones estropeadas por la delincuencia asociada a la guerrilla y al narcotráfico.

Tendremos que esperar para ver como el país económico -y el de seguridad- reacciona a los buenos precios del oro.

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