Editorial

Nueva amenaza: la competencia chino-americana

Biden ha hablado fuerte: Estados Unidos está listo para proteger a Taiwán de una agresión China, una tensión que renueva la amenaza de conflicto bélico en la cuenca del Pacífico

Editorial

La geopolítica estaba nerviosa antes de la pandemia desencadenada a finales de 2019, ahora, un par de años después, la pugnacidad internacional ha empezado a tomar una velocidad inusual desde el fin de la Guerra Fría. Durante la administración de Donald Trump las cosas entre China y Estados Unidos se endurecieron a tal punto que la agenda americana con el gigante asiático se metió al congelador durante los cuatro años de gobierno. El nuevo liderazgo de China en sectores económicos otrora dominados por Estados Unidos, como las telecomunicaciones y las exploraciones minero-energéticas, se ha convertido en un golpe en la mesa y está redefiniendo el mapa de los aliados en todos los continentes. Dicha tensión se ha incrementado luego del silencio elocuente de China frente a la agresión de Rusia a Ucrania, condenada por todo el mundo excepto por el gobierno de Xi Jinping, que ve en la movida del ajedrez bélico una oportunidad para su país de arrebatarle la soberanía a Taiwán, un país construido en el exilio por los últimos capitalistas chinos, de la mano de Chiang Kai-shek, en los inicios de Mao Zedong, y que es uno de los mayores inversionistas en occidente, al tiempo que sus banqueros de inversiones son los dueños de una buena parte de la deuda estadounidense.

No es menor que el presidente, Joe Biden, haya dicho que su ejército intervendría para defender a la isla, otrora llamada Formosa, en cualquier ataque de China, un comentario (según Bloomberg) que rompe con la política de larga data de Estados Unidos de “ambigüedad estratégica” antes de que los funcionarios de la Casa Blanca los hicieran retroceder. “Estamos de acuerdo con la política de ‘Una China’, la firmamos y todos los acuerdos correspondientes hechos a partir de ahí, pero la idea de que se puede tomar por la fuerza, simplemente tomar por la fuerza, simplemente no es apropiado. Dislocará toda la región y será otra acción similar a lo que sucedió en Ucrania”.

Si una agresión como la rusa sobre Ucrania ha sumido al mundo en una inesperada inflación, una tensión entre chinos y estadounidenses ocasionaría un salto para atrás en el desarrollo de la economía de mercado y generaría un frenazo en seco para los aliados de China en distintos rincones del mundo, especialmente en la región a Brasil y Chile. Analistas como Kishore Mahbubani y Tony Chan ven que “la rivalidad cada vez más amarga entre Estados Unidos y China finalmente dejará a ambos países, y al mundo, en una situación peor.

Si bien la competencia es inevitable e incluso beneficiosa en algunas áreas, los esfuerzos integrales para descarrilar el progreso de los demás tienen pocas posibilidades de éxito y probablemente resulten contraproducentes (...) No tiene que ser así. Para mantener la paz mundial y abordar los desafíos colectivos urgentes de la humanidad, Estados Unidos y China necesitan encontrar áreas discretas donde puedan buscar la cooperación y revertir la podredumbre en su relación. La ciencia y la tecnología, particularmente en lo que se refiere al cambio climático, ofrecen las mejores perspectivas para una cooperación renovada. Sin embargo, para aprovechar tales oportunidades, ambas partes primero deberán revaluar los supuestos fundamentales y bajar la temperatura de su retórica”. El mundo entraría en un época bien extraña si la tensión competitiva entre chinos y estadounidenses se acrecienta.

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