Editorial

Nuevas ideas para evitar caída de la vivienda

LR

El sector de la construcción atraviesa por uno de sus peores momentos en la historia, ajusta una caída de año y medio en sus cifras, pero tampoco se escuchan nuevas ideas

Editorial

El gremio de los constructores entregó un lacónico informe sobre la realidad del sector, que evidencia la contracción de sus varios indicadores claves, como son la caída de ventas de viviendas de interés social en 66% y de “No Vis” de 54%, en casi año y medio, al tiempo que denuncia la pérdida de ritmo de comercialización de todo tipo de vivienda.

Lo corrido de este 2023 es realmente malo, se han dejado de vender 64.129 viviendas, comparado con el mismo periodo desde enero a mayo de 2022. Esto representa una reducción de $13 billones en la inversión en vivienda nueva de los hogares, cerca de un punto porcentual del PIB nacional. Dice Camacol que el promedio de las ventas se encuentra por debajo de las iniciaciones, poco menos de 15.000 unidades. Los desembolsos de crédito hipotecario para VIS con subsidio cayeron 17 veces más que los desembolsos para adquisición sin subsidios de ese segmento, y esto se explica por la caída de las ventas de VIS.

Hay un evidente retraso en los desembolsos del subsidio “Mi Casa Ya”, una política pública del anterior gobierno. En lo corrido del año se han cancelado el doble de etapas VIS frente a la media de 2019 y 2022. Las Mipyme y los mercados regionales pequeños tienen una caída más pronunciada. Las cancelaciones que tienen en estas regiones alcanzan etapas superiores a 50%.

Lo peor es que, en medio de esta delicada situación, el sector perdió capacidad de generar empleo. En lo que va del año, la generación anual del empleo en la construcción se paralizó. De acuerdo con el Dane, para abril de 2023 se habían generado apenas 2.448 empleos y esto, además, tiene una afectación diferenciada al sector, y el rubro industrial ya está empezando a sentir las señales de desaceleración.

Los despachos de cemento, con respecto al primer trimestre de 2023 y el mismo de 2022, pasaron de 3,50 a 3,15 millones de toneladas. La producción de concreto pasó de 1,15 a 1,02 millones de metros cúbicos. El comercio minorista y la economía popular también sintieron señales de impacto. El segmento en ventas reales del comercio minorista de artículos de ferretería, vidrios y pintura, cayó 17%.

Camacol propone tres cosas para reactivar el sector: ‘ponerse al día’ con el programa “Mi Casa Ya”, con la adición presupuestal de $1 billón se lograrían $2,24 billones para el programa, que permitirían desembolsar 75.000 subsidios este año. Otra propuesta es adelantar una estrategia contracíclica que dinamice el inicio de obras.

Y, finalmente, garantizar la sostenibilidad empresarial con un régimen de transición para que los hogares puedan continuar con sus negocios inmobiliarios y los empresarios puedan cerrar los proyectos que tienen y lanzar otros. Camacol no es la excepción gremial en su relacionamiento con el Gobierno Nacional y no trabaja hombro a hombro con las autoridades de ambiente y vivienda, lo que le ha restado eficacia.

Los constructores no solo deben vivir de los subsidios que el Gobierno Nacional le otorga al sector, máxime cuando se critica a los subsidios en otros campos de la economía, deben fluir las nuevas ideas de negocios, más propuestas de habitabilidad, debe activarse el mercado de la tierra, nuevos mercados prometedores y navegar en distintos océanos de negocios. Los constructores son el verdadero motor de la economía, siempre lo han sido, y ahora no deben quedarse pidiendo subsidios, deben aparecer nuevas propuestas.

TEMAS


Davivienda - Constructor - Comercialización