Editorial

Ojalá la compra de Monómeros no se embolate

Colombia no puede seguir hablando de ser una potencia agroalimentaria cuando no tiene empresas que produzcan fertilizantes, comprar Monómeros es un paso en ese camino

Editorial

Mucho de la inflación de alimentos, que ronda 25% mensual, tiene que ver con los costos de producción y el elevado precio de los fertilizantes y más que bajar aranceles para importar comida o subsidiar a los productores para que sean más eficientes, el país debe avanzar en la agroindustrialización, y una manera inorgánica de hacerlo es comprar una empresa de la talla de Monómeros, que es líder en su sector, es más colombiana que cualquier otra multinacional y ha sabido bandear todas las crisis políticas.

Monómeros es una compañía venezolana que opera desde Barranquilla desde 1967, y vinculada desde entonces con el desarrollo del agro y la industria colombiana. Nació para afianzar la integración de Colombia y Venezuela con el padrinazgo del gobierno holandés de la época. El objetivo originario no es muy distinto a su funcionamiento actual, fue fundada para maximizar “la riqueza de materias primas de Venezuela y el gran potencial del mercado textil y de fertilizantes en Colombia”.

Eran épocas del Instituto de Fomento Industrial en las que se usó el poder de Ecopetrol y el Instituto Venezolano de Petroquímica, para sacar adelante la naciente multilatina. Desde los años 70 funciona en la zona industrial de Barranquilla con el objetivo de exportar; más adelante se convirtió en Empresa Multinacional Andina acogiéndose a las ventajas que otorgaba el Acuerdo de Cartagena y abrió sucursal en Venezuela, aprovechando las ventajas de ser considerada como nacional en ese país.

En 2002, adquirió la operación de fertilizantes de Cargill en Colombia, que pasó a llamarse Ecofértil, dedicada a la producción y comercialización de fertilizantes simples y mezclados, con sede en Bogotá y la planta de producción de mezclas en Buenaventura. En 2006, Ecopetrol y el Instituto de Fomento Industrial vendieron su participación accionaria al socio venezolano, Petroquímica de Venezuela, Pequiven.

En 2018, la crisis venezolana se profundiza y Monómeros es afectada por las sanciones aplicadas por el Departamento del Tesoro de EE.UU., que son levantadas un año después. Y el año pasado durante el cambio de administración nacional en Colombia y la reapertura de las embajadas, más el restablecimiento de las relaciones comerciales colombo-venezolanas, surgió la idea del Ministerio de Hacienda de comprar la empresa, pues es un imperativo que Colombia enfrente de manera radical los costos de producción de alimentos y avance en la reindustrialización, al menos desde la agroindustria.

A mediados de septiembre pasado, el Gobierno de Nicolás Maduro retomó el control de la junta directiva y el ministro de economía colombiano dijo enfáticamente que “en el tema de los fertilizantes he dicho que estamos dispuestos a todo, incluso aquí entre nosotros, a comprar Monómeros y ampliarlo significativamente”, operación que se haría desde Ecopetrol, que dicho sea de paso, camina a pasos agigantados a transformarse en una empresa de energía renovables con inversiones en infraestructura, como es ISA.

En 2021, la compañía registró ingresos operacionales por $1,01 billones, lo que equivale a una variación positiva de 25,83% frente al año anterior; y la utilidad neta fue $58.237 millones, con un repunte de 81,44%; mientras que su Ebit llegó a $51.656 millones, 180,37% más que un año antes. Una operación muy interesante que ojalá sea una realidad.

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