Ojalá la próxima legislatura sea más productiva
martes, 11 de febrero de 2020
El próximo 16 de marzo comienza la segunda legislatura de este cuatrienio en medio de una economía en crecimiento, pero con la necesidad de ser más dinámica para generar más empleos
Editorial
El papel del Congreso de la República es fundamental en una democracia como la colombiana en donde el poder se distribuye en tres frentes complementarios: el Gobierno central, el Senado más la Cámara de Representantes; y no menos importante, las altas cortes. Si estos tres estamentos del Estado trabajan en equipo en pos del desarrollo del país y el bienestar de todos los colombianos las cosas serán distintas, pero si un poder se contrapone al otro o trata de ponerle trabas a sus iniciativas las cosas serán más lentas y Colombia tardará mucho en llegar a ser un país desarrollado en el que las nuevas generaciones sean competitivas frente a las de otras sociedades históricamente más modernas.
En pocas semanas el Congreso de la República comenzará su segundo de cuatro tiempos legislativos en el que se pondrá a prueba su capacidad de aportarle a la economía y al bienestar social. Sus roles y funciones no solo tienen que ver con estudiar y aprobar leyes por montones y a destajo, sino que también tienen mucho juego con el control político de los funcionarios, y otra cantidad de herramientas dadas por la Constitución para que sea un motor de desarrollo político y económico. La pasada legislatura, la primera del presente cuatrienio, no fue tan buena para el Congreso muy a pesar de que el Gobierno Nacional dio una suerte de parte de victoria por haber sacado las iniciativas de índole económica, como fueron la reforma de las nuevas tecnologías y la segunda reforma tributaria, entre otras menos importantes; no obstante, fue una legislatura pobre en las iniciativas con origen en los congresistas quienes deben estar en capacidad de sacar sus proyectos de ley que potencien la economía; fue buena para el Gobierno y muy regular para el Congreso que debe reinvindicarse con el país, pues en casi todas las encuestas de percepción ciudadana es el poder con menor reputación y mayor mala imagen. Ahora bien, no todos los congresistas son tan malos como la gente opina, hay verdaderos “padres de la Patria” que hacen bien su trabajo de legislar.
A partir de la segunda quincena de marzo y hasta el próximo julio deberán estudiar las necesarias reformas laboral y pensional, temas espinosos a los que los ministros y los gobiernos pasados le han sacado el cuerpo. Para nadie es un secreto que el país económico debe revisar los subsidios que se entregan a la esfera de protección social, al tiempo que existe la obligación de aumentar la cobertura en un país que se envejece. Si bien es cierto que es un imperativo respetar los derechos adquiridos en los regímenes que coexisten, hay que entrar a negociar con profesores, militares, especialmente sus beneficios, pues una gran parte del presupuesto se va en pensiones oficiales. La Reforma de Protección a la Vejez, como se llamará la reforma pensional, debe tocar la edad de pensión para hombres y mujeres, tal como lo ha recomendado la banca multilateral, así el Presidente de la República y sus ministros del ramo se resistan a decir que no, pues Colombia es uno de los países en donde los trabajadores se jubilan más jóvenes. Otros temas como el trabajo por horas, la jornada laboral de menos de 48 horas y una prima extralegal para bajos salarios, son asuntos que deben estudiarse en serio en el Congreso, sin retrovisores políticos. Sin duda alguna, esta debe ser una legislatura muy económica.