Ojalá la recesión en EE.UU. sea cosa pasajera
sábado, 1 de octubre de 2022
La recesión en el motor de la economía global es oficial, el valor de los bienes y servicios producidos en el país ha caído durante dos trimestres; la esperanza es que sea temporal
Editorial
El panorama no pinta bien para el cierre del año y menos para el comienzo del otro. La sensación no es solo en la economía colombiana, sino a escala global, no solo se siente el aire cargado con síntomas de recesión, ahora estos se viven y se experimentan diariamente. La esperada depresión o frenazo general de las actividades económicas ha llegado oficialmente a Estados Unidos, la economía del motor económico global retrocedió 0,1% en el segundo trimestre del año, lo que implica que entró en recesión técnica, al ser el segundo trimestre consecutivo en contraerse.
El último cálculo oficial de la evolución económica de Estados Unidos, publicado por la Oficina de Estadísticas Laborales, confirma los malos datos por caída anualizada de 0,6%. La tendencia del PIB en todo el mundo no es la mejor, las ventas de automóviles siguen bajando, el desempleo crece o se estanca en varios mercados y los tipos de interés no están ayudando a que el consumo vuelva a ser el motor de crecimiento. Y si se miran los indicadores de la construcción, los financieros y los de las remesas, las cosas no mejoran.
Es la recesión generada u originada en el coronavirus de 2019, los indicadores de producción, de desempleo y el consumo son más importantes ahora para poder comparar periodos. Durante todo 2021 se tuvo puesto el retrovisor en el año en que golpeó de frente el covid-19, 2020, pero ya han pasado dos años desde ese fatídico 8 de diciembre de 2019 cuando en medio del festejo del nuevo año chino explotó una crisis sanitaria a escala mundial que aún cobra víctimas y se ensaña con el comportamiento de la economía.
Pero fue en febrero de este año cuando por pura Ley de Murphy, tropas rusas avanzaron sobre tierras de Ucrania y en lugar de todo mejorar, solo empeoró: subió la inflación, se dispararon los costos del petróleo, el gas y el carbón, y las economías desarrolladas en pleno, que habían pronosticado que lo peor de la pandemia ya había pasado, simplemente vieron cómo la bonanza postpandemia sería postergada otro puñado de años. Pensar que la palabra usada en análisis económicos, “prepandemia”, es viable en este momento es desconocer que el cambio de época que se sentía es una auténtica época de cambio.
Productos primarios otrora desahuciados y satanizados por la moda verde y el efecto de masas que produce el cambio climático, como el carbón, petróleo y gas, en estricto orden, han alargado su agonía una o dos décadas, quizá más en países subdesarrollados y mercados emergentes, obligando a que las grandes cumbres de países dominantes como G-20, G-8 o las cumbres de Davos o los encuentros de la banca multilateral retomen agendas pasadas o las traigan a valor presente, pero ahora con la consciencia de que cualquier transición en la matriz energética y en los modelos económicos debe ser concertada. Por lo general las recesiones no son duraderas y menos aún en los países desarrollados; seguro sucede eso con la declarada en Estados Unidos, motor de la economía mundial, socio natural comercial y principal aliado de Colombia, por lo que las empresas locales van a sentir un frenazo al comienzo del nuevo año, situación que habrá que sortearse por ser aparentemente transitoria. Ojalá los bancos centrales logren bajar la inflación y controlar de variación de precios; eso sería el primer gran paso para pasar la página de la recesión.