Editorial

Paños de agua tibia contra un gran problema

Gráfico LR

El Ministerio de Hacienda presentó el marco Fiscal de Mediano plazo, cuentas que no son alegres, pero que tampoco aportan una luz al final del túnel de crecimiento mediocre

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Diario La República · Paños de agua tibia contra un gran problema

A un puñado de semanas de comenzar el tercer año de gobierno de Gustavo Petro, la situación económica empieza a ser el gran problema por resolver, pues las cifras fundamentales que lo acompañaron con optimismo durante los primeros 24 meses se han empezado a esfumar.

La primera alerta se encendió por la falta de previsión en materia de recaudo tributario que ha resultado ser menor de lo esperado, a lo que se ha sumado la baja dinámica económica que genera poca tributación y mínima demanda de mano de obra.

La cifra del hueco fiscal no es aún oficial, pero se habla de unos $20 billones, lo que sería más o menos igual a una de las reformas tributarias tradicionales. Por lo que el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, ha tenido que rehacer las cuentas nacionales de cara a la nueva coyuntura; el déficit fiscal proyectado inicialmente ha caducado y ya no se habla de 5,3% del PIB, sino de 5,6%, la cifra más alta después de 2020, cuando se experimentó la crisis global de la pandemia.

Claramente, la caída de los ingresos fiscales pone al descubierto un agujero en las finanzas sin precedentes recientes. Todo parece indicar que el anuncio de recortar el presupuesto en $20 billones (US$5.000 millones) será insuficiente en medio de una cascada de anuncios gubernamentales de inversiones para reactivar la economía, en una suerte de realidad virtual.

De momento, hay compromiso de la administración Petro de cumplir con la regla fiscal, que no es otra cosa que trabajar con la ley de presupuesto equilibrado, que a los ojos de los analistas es tener límites en el creciente endeudamiento externo. Las autoridades económicas han dicho que van a aumentar las subastas de bonos en el mercado local en $3 billones (US$725 millones) en lo que resta del año, para financiar parte del déficit adicional, que es una acción temeraria en un momento en el que la economía está débil y la credibilidad del actual gobierno no pasa por sus mejores días con la banca multilateral y las firmas calificadoras de riesgo.

Bonilla tiene que atender un problema inédito en los mercados internacionales, en instituciones como Fitch y S&P Global que rebajaron la calificación del país a “basura” (Bloomberg), mientras que Moody’s Ratings aún la mantiene en Baa2 -la segunda calificación más baja de grado de inversión- con perspectiva estable.

El esperado Marco Fiscal presenta unas cifras para el cierre de este año bastante optimistas: crecimiento de 1,7%; inflación cercana a 5,3%; dólar a cierre del año en unos $3.997, y lo más importante, déficit fiscal de 5,6% al cierre de este año, lo que sería un ligero repunte de 0,3 puntos básicos luego de contemplar 5,3% en el Plan Financiero de 2024.

Si bien el Marco Fiscal suena a estrategia de choque ante los bajos ingresos tributarios, evidencia que no tienen aún un plan que busque que la economía colombiana salga del lento crecimiento, el más bajo de la región para 2024 y 2025.

Las proyecciones de producción petrolera están en los casi 800.000 barriles diarios y no en el necesario millón de barriles, tal y como se había dicho que era necesario; los ministros que tienen que ver con actividades productivas carecen de ideas para aportarle al crecimiento del PIB; no se habla de reactivación ni aceleración de la economía en ninguna de las carteras de alto impacto como Minas, Transporte, Comercio o Agricultura.

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