Editorial

¿Para qué el millón de barriles diarios?

La revaluación y el alto precio de la gasolina, dos puntos en contra del boom petrolero.

La revaluación y el alto precio de la gasolina, dos puntos en contra del boom petrolero.

En el mundo petrolero siempre se ha dicho que Colombia es un país con petróleo, pero no un país petrolero. Y ese comentario se confirma cada vez que se imponen los debates económicos sobre la llamada enfermedad holandesa ocasionada por el exceso de dólares, la desindustrialización y el subdesarrollo del agro. A esto se suma la incoherencia de subir la gasolina en tiempos en que nos acercamos al millón de barriles de producción diaria.
Son dos situaciones inexplicables para los expertos en temas económicos. ¿Cómo puede subir de precio el galón de gasolina cuando vivimos un boom de producción?, y lo peor, ¿cómo nos puede asustar que cada vez vendamos más petróleo y que Ecopetrol sea una de las 500 empresas más grandes del mundo? Son inexplicables incoherencias que las autoridades minero-energéticas no han podido explicar.
La riqueza del petróleo no puede ser una maldición para la industria ni una pesadilla para los consumidores. Debe ser un reto para los gobernantes a quienes no les debe asustar manejar adecuadamente los ingresos ni la distribución de las regalías por este concepto.
El problema es el modelo económico a aplicar en un boom del sector minero energético. Una cosa es estudiar ese fenómeno en Noruega y otro muy distinto en Nigeria. Hasta el momento, nosotros estamos a medio camino entre las dos situaciones.
El millón de barriles diarios de petróleo nos debe servir para mejorar la inversión de las regalías, para apostarle nuevamente a la industria y para con la aplicación de la regla fiscal saber manejar adecuadamente la revaluación del peso frente al dólar.
En pura filosofía “pambeliana” es mejor ser rico que pobre y es obvio que tener petróleo no se puede convertir en una maldición para los exportadores y una sentencia de muerte para los industriales. Debe haber un repensamiento del sector minero-energético y del papel de las autoridades que regentan el ramo. 
No podemos vivir capturados por el miedo a ser ricos, bajar el galón de gasolina y tener un dólar competitivo. De eso se trata, de administrar los recursos escasos y revertirlos para la sociedad.