Editorial

Pecados de Odebrecht, Reficar y Marketmedios

<p>Por fortuna todo se está conociendo y es tarea de las entidades de control y vigilancia llevar a los responsables de la corrupción a la justicia</p>

Seguramente durante este 2017, que poco a poco se aproxima a la mitad de sus meses, las palabras más buscadas  por los colombianos en Google son Marketmedios, Odebrecht y Reficar, todas asociadas a tramas de corrupción, tráfico de influencias, peculados, y sin lugar a dudas cordón umbilical de todos los males que aquejan al país. Hoy en día se habla más de Marketmedios, Odebrecht y Reficar que de la Teófilo Forero o del Frente Jacobo Arenas, grupos terroristas que desangraron literalmente al país hasta hace un lustro. El proceso de paz de la Habana, y el consiguiente desarrollo del posconflicto, ha puesto sobre el tapete de la opinión pública fenómenos que siempre permanecieron ocultos, pues el país político y económico era víctima o estaba capturado por el trasegar de la guerra interna. Hoy nos damos cuenta de que siempre en el trasfondo de los secuestros extorsivos, las pescas milagrosas, las tomas de poblaciones y los hostigamientos a los cuarteles de policías, había un fenómeno grotesco de corrupción donde confluían funcionarios y empresas inescrupulosas que se han estado enriqueciendo con los dineros públicos. El procurador, Fernando Carrillo, el fiscal, Néstor Humberto Martínez y el contralor, Edgardo Maya, tienen la tarea histórica de recuperar la institucionalidad de sus oficinas de control y vigilancia y someter a los verdaderos responsables de estos actos de corrupción. Es una constante, especialmente entre los jóvenes, el hastío de los permanentes líos de corrupción que involucran a funcionarios y algunos empresarios y la ineficacia de la justicia. Siempre se había considerado que la corrupción era uno de los principales problemas que debía enfrentar la sociedad colombiana, pero en ninguna época de la historia reciente se había visto tan elocuente. Es de lamentar que en el caso Odebrecht, las investigaciones y las denuncias llegaran de otros países; mientras que las Marketmedios fueran una consecuencia de esas investigaciones, sin que poco o nada se avance en sancionar a los funcionarios que privilegiaban contrataciones en entidades claves para la economía, como el caso de la Findeter o la Registraduría. En hora buena, la Fiscalía imputará cargos por el descalabro económico de la Refinería de Cartagena, Reficar, a ocho directivos y exdirectivos de la entidad adscrita a Ecopetrol y las empresas asociadas que desangraron al país con sus decisiones mediocres y llenas de zonas oscuras. La actual coyuntura económica y política puede llenarnos de pesimismo, pero somos optimistas pues el destape de todos estos casos de corrupción hacen que la sociedad actúe y castigue en democracia a los responsables al tiempo que obliga a las autoridades de control y vigilancia a llevar a los corruptos a ser juzgados en los tribunales. Es una lástima, pero es un hecho que la corrupción era un cáncer silencioso que se había apoderado de muchas entidades públicas.