Por esta razón Colombia nunca será Venezuela
viernes, 23 de junio de 2023
Colombia es un país de empresarios y miles de emprendedores unidos por el deseo de hacer empresa, crear negocios que ganen dinero, den empleo, tributen y generen bienestar en el país
Editorial
“Los filósofos políticos especulan acerca de la redistribución de la riqueza, sin tener idea de cómo crear la riqueza que pretenden distribuir y, menos aún, de los efectos que produce su redistribución en nombre de la justicia social”.
Es un texto extraído del libro de Axel Kaiser, “El economista callejero” (Ariel, 2022), una serie de ensayos sobre política económica enfocados en analizar lo que está sucediendo en América Latina con el paso del péndulo político por las ideas de izquierda.
En uno de los eventos económicos más esperados del año, la Superintendencia de Sociedades reveló el listado de las mil empresas más grandes de Colombia que registran una facturación de $1.217 billones. Compilando los resultados financieros y de conglomerados, Grupo Ecopetrol, Organización Terpel y EPM, fueron las compañías más grandes por ingresos y se ubican a la cabeza de las empresas que más construyen país en términos de responsabilidad social, inclusión social, pago de impuestos y generación de empleo.
Grupo Ecopetrol, que registra una facturación de $159,4 billones y se ratifica como la empresa más grande de Colombia; y su subsidiaria, la Refinería de Cartagena, que registra $26,76 billones, son un ejemplo de que el llamado sector minero energético, o extractivo para algunos políticos, sigue siendo la espina dorsal para la economía colombiana. Llama la atención el caso de Reficar, que logró meterse dentro de las más ganadoras.
Todo en un ambiente oscuro y de pocas líneas coherentes sobre su futuro, en pocas palabras extraemos petróleo, lo vendemos en el exterior, refinamos combustible para el consumo interno y garantizamos movilidad desde dos compañías estatales, pero sus actuales administradores están en contra de ambas actividades, una suerte de bipolaridad política y económica que no se compadece con la verdadera situación de desarrollo del país.
Pero detrás hay más de un millar de compañías, públicas, privadas, mixtas, solidarias y miles de emprendimientos que construyen una red industrial, manufacturera, comercial enorme que pone a la economía colombiana entre las 40 del mundo y en el tercer o cuarto lugar en Latinoamérica.
Colombia es un país de empresarios, banqueros, emprendedores, industriales y hombres y mujeres de negocios, como ningún otro, quienes han decidido, como norma de vida, conseguir dinero haciendo empresa, montando emprendimientos y desarrollando negocios que brindan una mejor calidad de vida a las comunidades en donde se desenvuelven.
Conceptos como innovacionismo, destrucción creadora, libre comercio, empresarialidad, son densos en términos de la teoría económica, pero silvestres en las regiones colombianas en donde pululan y nacen empresas.
Colombia nunca será como Venezuela porque aquí hay abundancia de ideas de progreso, de buenos negocios y personas dispuestas a sacarlas adelante; aún no es un país capturado por los subsidios estatales que convierte a sus ciudadanos en seres pasivos y dependientes de los gobiernos de turno, al tiempo que les capturan sus voluntades, los planes, las metas y los propósitos de una vida mejor y de superación económica.
Solo es mirar los resultados empresariales del año pasado, para observar que hay un país silencioso que no podrá ser doblegado por filósofos políticos que nunca han generado un empleo.