Editorial

Por un Plan de Choque sin sorpresas

El próximo lunes el Gobierno dará a conocer un plan de choque para la economía, ojalá no esté en vía proteccionista

El próximo lunes el Gobierno dará a conocer un plan de choque para la economía, ojalá no esté en vía proteccionista
El Gobierno Nacional a través de su Ministerio de Hacienda ha generado gran expectativa por el plan de choque económico que presentará el próximo lunes y que recogerá memorandos que los gremios de la producción más activos le han presentado para su consideración. La estrategia gubernamental ha dejado ver algunas pistas como el férreo control a la revaluación del peso a través de millonarias compras de dólares por parte del Banco de la República; un ataque sin precedentes contra el contrabando; la baja en la tasa de interés que el Emisor le cobra al sistema financiero; la generación de una sana competencia bancaria en el costo del dinero que le cobra a sus clientes; una reducción en los costos de la energía vital para las empresas, y lo que es más notable, el trabajo hombro a hombro del Gobierno con los empresarios para sacar a la industria del lugar de desaceleración en donde se halla sumida.
Pero si bien el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, ha dicho que “somos completamente enemigos de buscar estimular la economía por la vía de cerrarla -no creemos en eso- nos parece que ese expediente lo que permite es que ciertos sectores queden protegidos, insulados, aislados de la competencia y aquí lo que necesitamos es que haya más competitividad”, hay temores que se apliquen medidas o se desarrollen políticas públicas regresivas de corte proteccionista. Ese plan de choque debe ser original, y esta palabra no se refiere a nada extraño, sino a acudir al origen del problema de la desaceleración industrial que ha sido la pérdida de competitividad interna y externa desde hace varios años.
Para tener en cuenta, un plan de choque económico debe tener en cuenta varias cosas, es como negociar el porcentaje de alza del salario mínimo. Por un lado están los trabajadores, por el otro los generadores de empleo, quienes son los empresarios, y por último el Gobierno quien lidera una conversación o un acuerdo tripartito. Otro de los aspectos es que cualquier economía liberal de libre mercado tiene empresarios a quienes la revaluación les golpea y a otros enfocados en las importaciones a quienes les beneficia un peso muy barato. A simple vista son realidades antagónicas que pueden desatar choques de intereses, pero allí es en donde radica la audacia del plan de choque para beneficiar a todos en términos generales.
Ahora que el cuento de las locomotoras es historia patria y que la única que anda a paso lento es la de construcción, el Gobierno Nacional debe pensar en un grito de guerra económico de cara a un desarrollo más rápido e ingenioso, enfocado a la producción agroindustrial, la infraestructura y la educación que no está ni siquiera en los rieles de las locomotoras.