Editorial

Preocuparse más por las Pruebas Pisa

Todos los colegios deben ponerle mucha más atención al desempeño de sus alumnos en las Pruebas Pisa, que son el verdadero termómetro de la evolución de la educación en Colombia

Editorial


Siempre llama la atención que la inmensa mayoría de los colegios de calidad superior en términos de buenos resultados en las Pruebas Icfes estén en Bogotá y que, en casi todos los diferentes rankings o listados, los establecimientos públicos no estén bien ubicados. Y es que no es nuevo advertir que la educación en Colombia amerita una verdadera revolución en todos sus formatos, pues en un mundo globalizado y regido por las nuevas tecnologías ya no se compite entre jóvenes del barrio o la ciudad, sino con estudiantes de todo el mundo.

Esta semana se conocerán los resultados de las Pruebas Pisa coordinadas por la Ocde, el bien llamado club de las buenas prácticas en donde acuden 37 países para compartir sus políticas públicas y a comparar sus programas de desarrollo social. Hace un tiempo el Ministerio de Educación abordó el Programme for International Student Assessmen- Pisa, para evaluar el desarrollo de las habilidades y conocimientos de los estudiantes de 15 años a través de tres pruebas principales: lectura, matemáticas y ciencias, mediante un examen estandarizado que se hace cada tres años desde 2000. A Colombia no le ha ido bien y siempre cierra el listado del grupo de países participantes.

Lo más probable es que Colombia no haya avanzado lo suficiente, máxime si se compara el costo beneficio de los colegios privados y la cantidad de prebendas laborales con que cuentan los profesores de la educación pública. El resultado de las Pisa será en el futuro el termómetro con que se mida a los establecimientos, o al menos la calidad de la educación que imparten de cara a las nuevas competencias que debe desarrollar el bachillerato en los colombianos más jóvenes. El tema del segundo idioma, que había sido la obsesión de los padres de familia de los años 90 para atrás, se ha ido desvaneciendo pues casi todos los menores, o mejor, los nacidos desde el 2000 son bilingües; el nuevo obstáculo a salvar está en la calidad de las matemáticas y la capacidad de lectura.

En los últimos resultados, los jóvenes colombianos ocuparon el puesto 57 en el examen de ciencias; el 61 en matemáticas y el 54 en lectura, ubicaciones que fueron superadas por países como Chile, Costa Rica y Uruguay. A pesar de las críticas que los mismos colegios, los gobiernos y los expertos en educación le hacen a las pruebas, estas siguen siendo la moneda de cambio a la hora de medir en el paso del tiempo a los estudiantes y sus logros en la vida universitaria y laboral. Los más críticos de estas evaluaciones globales, como David Rutkoswki, en su ensayo: A Call for a More Measured Approach to Reporting and Interpreting Pisa Results, se pregunta en su investigación cómo pueden niños de distintos países de distinto desarrollo tener exactamente las mismas capacidades en las mismas materias y ser comparables.

Lo cierto es que unos 14.000 estudiantes de unos 400 colegios, elegidos aleatoriamente en toda Colombia ya participaron en una suerte de mundial de estudiantes que pondrá al país en el escenario internacional y su desempeño hará reflexionar sobre la calidad de la educación que los más jóvenes están recibiendo, uno de los temas en los que el Gobierno Nacional se ha empeñado, pero valga la pena decir que en materia de enseñanza no todo es dinero, sino evaluaciones, no solo para los estudiantes, sino para los colegios y obvio los profesores.

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