Editorial

¿Propuesta empresarial indecente o competitiva?

<p>La renovación anual del registro mercantil es una carga para muchos empresarios y no es indecente proponer una revisión temporal</p><p>&nbsp;</p>

Hoy viernes 31 de marzo vence el plazo para que las empresas renueven la matrícula o el registro mercantil, un requisito anual que deben cumplir todas las personas naturales o jurídicas que hagan negocios en Colombia. Este documento -una suerte de impuesto oculto y anualizado- lo administran 57 entidades de carácter privado, que son las cámaras de comercio, y que para estas representa el más alto porcentaje de sus ingresos. Nadie pone en duda el papel fundamental que cumplen las cámaras de comercio en función del desarrollo empresarial y en la permanente construcción de comunidades económicas, y específicamente en la institucionalidad local y regional, desde hace más de un siglo. Son entidades tejedoras de la descentralización que llegan con eficiencia a muchos de esos detalles y procesos mercantiles en los que el Estado muchas veces no cumple o es incompetente. Las cámaras de las principales ciudades se han modernizado y le prestan a las empresas facilidades tecnológicas para otorgar ese registro muy necesario para el control y la organización corporativa, un protocolo exigido por la Ocde, pero que en Colombia venía funcionando desde hace más de un siglo. Es un requisito anual que deben hacer todas las empresas, personas y establecimientos comerciales al término del primer trimestre del año, incluso todas esas empresas que se hayan constituido como tal al término de diciembre de 2016. Quienes no renueven su matrícula hoy enfrentan multas cobradas por la Superintendencia de Industria y Comercio que pueden llegar hasta a los 17 salarios mínimos mensuales legales vigentes o conlleven al cierre de los establecimientos de acuerdo con el nuevo Código de Policía. Ahora bien, el punto va en que hay una corriente de empresarios que ven en el registro o matrícula un impuesto que puede hacerse más laxo para ganar competitividad y pagarlo cada dos o tres años, de tal manera que se alivien un poco sus cargas tributarias. Es como si a todos los colombianos los obligaran a renovar la cédula de ciudadanía cada año y no cuando haya cambios estructurales en el caso de las empresas. El registro, la matrícula o la cédula mercantil es la identificación de las empresas y en el grueso de las compañías no cambia cada año, pero la norma dice que hay que renovarlo cada doce meses, convirtiéndose en una carga impositiva; quizá la salida pueda ser reducir el porcentaje de pago que se hace en función de los activos o que haya actividades estáticas que no requieran actualización permanente. Si bien el grueso de las cámaras funciona bien, en casi todas las ciudades son instituciones politizadas o capturadas por un bloque de empresarios que las manejan de acuerdo a los intereses mayoritarios. Es una debate que puede darse para que esta importante actividad mejore y ayude más a desarrollar la economía local y regional.