¡Que este sea el año más barato de los últimos!
lunes, 15 de enero de 2024
La variación de precios bajó en 2023, lo que no quiere decir que este 2024 sea barato, aún los precios crecen casi 10%, una de las inflaciones más altas de la región, un problema a solucionar
Editorial
Altos precios con bajo crecimiento quieren decir estanflación en términos económicos, una coyuntura marcada por “estancamiento” e “inflación”, eso es lo que está ocurriendo en Colombia y que ninguna autoridad o gremio económico quiere aceptar; y como en todo problema, lo primero que hay que hacer es aceptar la situación para empezar a enfrentar las cosas, no sobra decir que nada de lo anterior tiene que ver con recesión, que es un periodo de dos o tres trimestres de crecimientos en cero o negativos; a los ojos del Dane, en los dos últimos trimestres el país creció 0,4% y -0,3%, a la espera de si en el último periodo, octubre, noviembre y diciembre, las cosas mejoran levemente, pero no hay tal recesión, al menos en la teoría.
Cuando hay recesión, el desempleo es muy alto, la demanda es débil y se siente en las familias, además que el poder adquisitivo de las personas es casi cero; en la economía colombiana actual no se experimenta un alto desempleo, la demanda es moderada y el poder adquisitivo es relativamente bueno, si se atiene al incremento de 12% del salario mínimo.
Es justo lo que argumenta el Banco de la República al advertir que este ajuste salarial puede afectar los brotes inflacionarios, pues el IPC alcanzó 9,2% y los salarios subieron 12%, en cuentas ligeras unos tres puntos básicos que pueden ser inflacionarios, una teoría que está por demostrarse.
El real mantra nacional debería ser: “que este 2024 sea el año más barato de los recientes”, y para lograrlo hay que trabajar en el precio de los alimentos, los servicios públicos y el transporte, tres segmentos que son altamente dependientes de las políticas públicas, en una coyuntura en donde las carteras o ministerios correspondientes no brillan por su eficacia en hacer que la mano del Estado se sienta en una suerte de plan contracíclico que genere movilidad en la producción, competencia y a su vez regulación.
La gran asignatura para hacer que este 2024 sea un año más barato que los anteriores, es acelerar el papel del Gobierno Nacional en términos de producción agropecuaria e industrial, en una buena coordinación y competencia entre los transportadores, y lo que no es menor, una máxima vigilancia a las empresas generadoras de energía, pues la factura de los servicios públicos estuvo a voluntad durante muchos años sin identificar que son los generadores de electricidad unos de los principales actores en la carestía de los servicios públicos.
Y cuando se habla de barato, la idea también se aplica a los costos del dinero. Los codirectores del Banco de la República tienen una enorme presión para que vayan bajando las tasas más por ascensor que por las escaleras, como tradicionalmente ocurre, pues la brecha entre la economía formal y la informal, explica que el manejo de tasas no siempre es tan efectivo en una economía como la colombiana, bien afectada o mermelada por externalidades y actividades subterráneas como el lavado de activos y el narcotráfico.
Si antes de junio la inflación ha caído a 7% o 6%, las tasas deberían llegar a 9%, de tal manera que ese dinero barato se sienta en ventas de carros y viviendas. ¡Que este año sea el más barato de los últimos! Debe ser más que un deseo un plan o un acuerdo nacional para acomodar las cargas que depara el próximo, debe ser un periodo de estabilización para dejar que el mercado sea el que determine la economía.