Editorial

Que la economía no se frene es asunto de todos

El dato de crecimiento del segundo trimestre es bastante malo, ya se descontaba, pero no dejar que entre julio y septiembre suceda lo mismo es un problema de todos los empresarios

Editorial

Es un imperativo: la economía no se puede dejar caer más y ese debe ser un mandato para todos los colombianos, sector público y privado por igual, pues si la producción de bienes y servicios cae más de lo que sucedió en el segundo trimestre sería devastador para todos.

No se puede seguir ideologizando el debate, si es el sector público o el sector privado el que más le aporta al crecimiento, debe ser una labor conjunta, mancomunada, en equipo, de cara a toda la sociedad, máxime en un país lleno de precariedades como es Colombia, en donde más de 21 millones de personas aún viven en condición de pobreza.

Crecer 0,3% no es crecer, y se observa en cada uno de los sectores que tuvo un comportamiento negativo, es de esperar que la recuperación no será de un mes a otro, sino un proceso. Por ejemplo, hacer que los sectores agropecuario, construcción y comercio, entre otros, pasen de cifras negativas a positivas, puede ser una situación que tarde varios meses más, pero estabilizar el problema -una suerte de torniquete- es cuestión de voluntad y buenas condiciones.

Los empresarios no solo necesitan tasas de interés más factibles, más baratas para desarrollar sus modelos de negocios, sino también estabilidad jurídica, ambiental, política y un buen clima de seguridad para seguir trabajando, generando empleo y pagando impuestos. Y el sector público debe entender que necesita de un sector productivo proactivo para poder hacer los cambios necesarios, al tiempo que debe entender que es una torre de control que brinda las garantías y la seguridad para seguir invirtiendo.

El mejor ejemplo de esa comprobada hipótesis fue lo que sucedió el mes pasado cuando se frenaron en seco las reformas a la salud, a las pensiones y al sistema laboral, una vez se pararon los mercados reaccionaron, empezó la revaluación del peso y la banca multilateral, las firmas calificadoras de riesgo y demás organismos internacionales que monitorean la economía local reaccionaron y premiaron la situación.

El sector público está para construir, colaborar, coadyuvar y sacar al país adelante, no debe poner palos en la rueda al desarrollo ni mucho menos estigmatizar a las empresas y los empresarios. Es mala la situación de confrontación que se ha ido formando en el país, en la que todos pierden, el desarrollo no se nota y las precariedades no disminuyen.

Los actores públicos y privados no son excluyentes, deben trabajar juntos, unidos, pues el uno no puede hacer el papel del otro; deben ser conscientes de que lo único que los divide es la manera de hacer política, que al fin de cuentas solo es un mecanismo para acceder al poder de administrar lo público, más poco sirve en el sector privado en donde la única moneda de cambio son los resultados, los modelos económicos, las ventas, las exportaciones, la innovación, patentes, nuevos mercados, todo ese libre mercado que ha determinado al crecimiento de los países.

Lograr que la economía no se frene en lo que resta del año es cuestión de todos. No se puede aplaudir que un trimestre sea negativo, la meta mega debe ser llegar a diciembre con uno o dos puntos porcentuales de crecimiento económico este año, que si bien es una pírrica nota, es no destruir, seguir sumando así sea muy poco. El potencial de crecimiento ronda 4% para generar más empleos formales y esa debe ser la meta de todos.

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