Editorial

¡Que las deudas no ahoguen a las pyme!

<p>La cartera morosa brasileña es una alarma que también se debe prender en Colombia. Hay crédito blando, pero hay que pagar</p>

La pérdida de ritmo de la economía brasileña es un hecho ineludible que empieza a generar preocupación no solo en el vecindario, sino en la banca multilateral a la luz de las revisiones del crecimiento para este 2013 que termina y el 2014 que está a la vuelta de la esquina. El hecho se explica por la baja de importaciones de China, pero sobre todo se debe a que el motor del ‘boom brasileño’ tenía mucho que ver con el consumo interno, que de un momento a otro ha empezado a crecer con menos energía.

Lo interesante para nuestro caso en Colombia es que la prensa internacional especializada nos está llamando la atención a que miremos la situación de Brasil como un mensaje de que los mercados emergentes están perdiendo el ritmo. La nueva clase media de Brasil aprovechó los créditos de consumo que  se duplicaran en cinco años hasta los US$600.000 millones. Pero algunos de estos nuevos consumidores se colgaron con las tarjetas de crédito cuyos intereses anuales pueden llegar a 80% o más. Dice el Wall Street Journal que el consumo está creciendo a su menor ritmo desde 2004. “Eso agrava otros problemas, como la caída de las exportaciones a China y un bajón manufacturero causado por el fortalecimiento del real, que ya estaban desacelerando el crecimiento. Se prevé que Brasil se expanda 2,4% este año, frente al 7,5% alcanzado en 2010”.

La consecuencia es que “el boom del consumo contribuyó a disparar la inflación a 6% conforme la demanda por productos superaba la habilidad de la economía de proveerlos. Esto ha obligado al banco central a subir las tasas de interés para controlar la inflación, lo cual podría disminuir el crecimiento aún más. Los economistas prevén que la entidad eleve su tasa de referencia, que ya está en 9%, en medio punto porcentual”. La situación es una alarma adecuada y oportuna para la situación colombiana en donde las alertas no vienen de las tarjetas de crédito sino de la pequeña y la mediana empresa.

Según los datos de Asobancaria, el microcrédito ha tenido un crecimiento de 58% entre junio de 2010 y marzo del presente año, pero este buen desempeño ha hecho que la misma cartera vencida registre un gran incremento. El avance de los microcréditos en mora en julio de 2012 era de 21%, mientras que entre julio de 2012 y 2013 fue del 49%. El saldo en mora llega a $481.740 millones, mientras que el monto total de la cartera es de $7,85 billones. La solución no es subir las tasas ni restringir el crédito a los clientes de medio o alto riesgo, el punto es generar cultura de pago y desarrollar ambientes donde se identifiquen nuevos mercados, alternativas a la producción, refinanciaciones y nuevos ingresos.

Ojalá el asunto brasileño no lo veamos en el mercado interno por el lado de las pyme