Razones de peso para creer en la reactivación
sábado, 27 de febrero de 2021
La reactivación llegará de la mano de las obras de infraestructura, pero para ello, funcionarios, constructores y banqueros deben “desodebrechitizar” sus acciones
Editorial
Una cosa es clara: todos los actores que juegan en la infraestructura están bajo la mala energía de la trama de Odebrecth y tienen que empezar por “desodebrechitizarse” para seguir adelante. Las secuelas de los terribles episodios de corrupción protagonizados en América Latina por la constructora brasileña se han instalado entre funcionarios, constructores y banqueros, nadie quiere mover un dedo por temor a equivocarse o que sea presa de un escándalo similar. Los funcionarios del Ministerio de Transporte y de la Agencia Nacional de Infraestructura están en un plan excesivo de cuidados para no cometer errores ni caer en actos faltos de ética, lo que ha aumentado el rigor, la auditoria y todas las exigencias, que finalmente se ha traducido en una suerte de “tramitomanía”. Los banqueros por su parte, no avanzan en la revisión de los proyectos, no existen cierres financieros y cualquier licitación navega entre los papeles de sus departamentos jurídicos; y finalmente, los constructores se encuentran en una perniciosa calma hecha por ese efecto Odebrecht, que ha relentizado todos los proyectos y por la pandemia. Es un sector parado del que depende la economía colombiana para crecer a tasas estimadas de 4,8% para este año.
El tema no es tanto reactivar los negocios de la construcción, es lograr que Colombia reduzca la brecha o el rezago en términos de competitividad. Las grandes obras de infraestructura no pueden seguir paradas porque no solo se afecta el ritmo de la economía, la generación de empleo, sino la necesaria competitividad. Por ejemplo, mientras Perú ha puesto a andar grandes puertos sobre el Pacífico: Chancay, Salaverry y Muelle Sur - Callao, por US$1.500 millones, los colombianos no logramos salir de los problemas de orden público de Buenaventura, el único puerto o entrada al mercado asiático.
Es imperativo: el despegue de la infraestructura es el único camino para volver a crecer. La ministra de Transporte, Ángela María Orozco, plantea que el Gobierno tiene programada una inversión de $75 billones en obras que generarán un millón de empleos. Ese es el camino que debe seguir la economía colombiana, poder hacer grandes obras que vuelvan al país mucho más competitivo en la región.
Dentro del Compromiso por Colombia hay 82 proyectos, con un presupuesto de $75 billones, y en ese grupo de 15 proyectos que se harán por medio de APP e iniciativas privadas, viene una inversión de $42 billones que saldrán a licitación en 2021; obras que serán claves para la reactivación económica a corto y mediano plazo, gracias a la generación de cerca de 630.000 empleos.
Hay otros 32 proyectos que hacen parte de “concluir, concluir, concluir” y que tendrán $24 billones de inversión y crearán 205.000 empleos.
Estas son obras que habían quedado sin terminar durante el gobierno pasado y gracias a la construcción de 400 kilómetros de pavimento para habilitar 2.900 kilómetros de carreteras. Hacer obras es realizar sueños regionales y en la capacidad del gobierno de turno recae que se conviertan en política de Estado, no en planes de un ministro o director de turno; los funcionarios deben ser capaces de hacer una lista larga de grandes obras que trasciendan administraciones porque en ellas reside la competitividad y el futuro económico del país. Las obras no tienen dueños son de todos los colombianos.