Editorial

Recursos para las ciudades sostenibles

La dinámica urbana debe pasar a otro nivel en donde la sostenibilidad sea la constante del desarrollo

La dinámica urbana debe pasar a otro nivel en donde la  sostenibilidad sea la constante del desarrollo
El Banco Interamericano de Desarrollo acaba de anunciar planes de acción para cuatro ciudades intermedias: Bucaramanga, Manizales, Pereira y Barranquilla, dentro de un concepto de ‘ciudades sostenibles’. Es un ejercicio de planeación que permitirá a las autoridades y centros de decisión locales contar con herramientas  para priorizar sus inversiones en los próximos años. Aunque el programa del BID se ha desarrollado en otras partes como Trujillo en Perú, La Paz en Bolivia, Montevideo en Uruguay, Mar de Plata en Argentina y Goiania en Brasil, es la primera vez que cuatro ciudades intermedias de un solo país son incluidas formalmente en el plan del organismo de crédito multilateral.
Pero no es solo eso. El concepto de sostenibilidad, ideado por Naciones Unidas a finales de los años ochenta, va hoy mucho más allá de la mera consideración fundamental de protección ambiental, al extenderse a algo más que una sumatoria de sectores económicos. En las ciudades, adquiere una dimensión especial considerar procesos determinantes para mejorar la competitividad. Esas variables son, entre otras, la calidad de los servicios públicos, la planeación urbana, los sistemas de transporte, el suministro de energía, la gestión fiscal y gobernabilidad. El plan de acción para las cuatro ciudades estima que se requieren inversiones por unos US$ 2.200 millones en áreas como: urbanización en zonas socialmente vulnerables, expansión de los sistemas de transporte público y promoción de vías peatonales, renovación de los cascos históricos, mayor seguridad ciudadana y el fortalecimiento de la gestión fiscal. Elaborados los respectivos planes, el reto ahora es de gran envergadura para que no se queden como un ejercicio útil en la discusión académica.
En los términos anteriores, tan importante es la elaboración técnica de lo que debe ser una “ciudad sostenible”, sin duda un concepto moderno, novedoso e integral de desarrollo, como el cronograma de ejecución y los recursos que se requieren. Y es aquí donde el papel del gobierno será determinante para priorizar y enfocar la asignación presupuestal. Aunque seguramente, en el futuro entrarán otras ciudades, los casos escogidos tienen todo un sentido. Barranquilla es quizá el polo de desarrollo más importante en función del comercio internacional; Bucaramanga es la ciudad con mayor proyección y clave en las relaciones con Venezuela; y Pereira y Manizales deberán redefinir el estancamiento cafetero.
Dos de cada tres personas viven en las ciudades, lo cual trae beneficios, pero también problemas de marginalidad y pobreza y una gran presión en servicios públicos y demandas sociales en salud y educación. Si resulta exitoso el programa del BID, la corrección de esos desequilibrios hará que los centros urbanos sean sostenibles y sus habitantes mejoren la calidad de vida. Esperamos que así sea.