Reforma laboral en contravía de hacer empresa
miércoles, 1 de marzo de 2023
Uno de los frentes más peligrosos que ha abierto el Gobierno nacional es su reforma laboral que deprime la generación de empleo y hace perder competitividad a las empresas
Editorial
A pocos días de completar sus primeros siete meses de gobierno, la administración de Gustavo Petro ha presentado sendas reformas ante el Congreso que pueden lesionar seriamente el tejido empresarial, el aporte del sector productivo a la generación de bienestar y el mismo recaudo de impuestos.
Quitando lo político y de orden público, se radicaron reformas a la salud y al régimen laboral que no incentivan el trabajo de los empresarios. Hay un rosario de propuestas, particularmente en la reforma laboral que acaban con cualquier iniciativa de emprender, generar empleo y crear nuevas empresas.
Cosas como saltar el recargo dominical que se paga a los trabajadores a 100%, cuando hoy es 75%, desconoce que la economía está globalizada, no tiene calendario y que hay países con regímenes más flexibles que pueden prestar los mismos servicios y producir las mismas cosas más baratas por dichos costos de mano de obra.
Lo mismo se aplica para el trabajo nocturno que hoy se paga a partir de las 9:00 p.m. y no de las 6:00 p.m. como se ha propuesto. Dice también que todo salario superior al salario mínimo legal debe ser incrementado en un porcentaje igual al Índice de Precios al Consumidor causado a 31 de diciembre aplicado a partir de 1 de enero de cada año, si bien hay un principio de universalidad en mantener el poder adquisitivo, le desaparece a las oficinas de recursos humanos la posibilidad de negociación y pactos en el largo plazo.
En el mismo orden de ideas, se aumentan las indemnizaciones por despidos de trabajadores sin justa causa en contratos indefinidos. Propone que sean 45 días de salario por el primer año, 15 días por cada año adicional de segundo al quinto, 20 días por cada año adicional del quinto al décimo y 40 días por cada año adicional del décimo en adelante.
Despedir a una persona que lleve más de cinco años en una empresa -incluido el sector público- será casi un imposible por elevados costos, lo que no es otra cosa que anclar trabajadores a la espera de la jubilación sin mayor competitividad ni productividad. La perla sobre este punto es que debe dársele la oportunidad a un empleado que sobra en una compañía, si es despedido sin justa causa, a ser reintegrado o él escoger el camino de la indemnización.
El Ministerio de Trabajo con esta reforma impulsa estas iniciativas, que son muy populares y que desconocen las opiniones de los generadores de empleo y hace que la actividad empresarial se deprima con ideas universales como “la contratación a término indefinido será la regla general en Colombia”, sentencias que le quitan la posibilidad al sector productivo de generar más empleos en un momento en que el desempleo ya casi llega 3,5 millones de personas.
Pero el mayor daño a los empresarios se da con dos prohibiciones, la de contratar trabajadores por empresas temporales y la de los contratos de prestación de servicios para actividades permanentes en las compañías, esto no solo obliga a los empresarios a repensar los costos, sino que elimina la movilidad y competencia en muchos sectores, al tiempo que va en contravía de las tendencias globales de emplear a más personas y generar formalidad en una economía que debe pagar pensiones y satisfacer la necesidad básica de salud.
No es para nada una reforma moderna, parece sacada de textos del siglo XIX, cuando la economía estaba dominada por las industrias que hoy están en decadencia o amenazadas por la dinámica de países más productivos.