Editorial

Seguimos pegados en términos de competitividad

<p>Según el ranking del IMD, Colombia ocupa el puesto 51 entre 61 países en los pilares de la competitividad pero nada hacemos para avanzar</p>

El indicador más antiguo de competitividad global es el elaborado en el International Institute for Management Development, IMD, una de las escuelas de negocios de mayor prestigio en Europa y que realiza el ranking mundial desde hace casi dos décadas. Mide cuatro grandes pilares: el desempeño económico del Gobierno; la eficiencia de la administración pública; la eficiencia de los negocios y la infraestructura. Cada uno de estos grandes pilares lo desagrega en varias subareas. Por ejemplo, la infraestructura la descompone en básica, tecnológica, científica, salud, desarrollo y educación.

En lo que tiene ver con la eficiencia de los negocios lo subdivide en productividad, eficiencia, mercado laboral, finanzas, prácticas administrativas, actitudes y valores. El desempeño económico o ‘economic perfomance’ lo parte en economía doméstica, tratados internacionales, inversión extranjera, desarrollo y precios. Y la eficiencia administrativa la considera bajo la óptica de lo que sucede con las finanzas públicas, la política fiscal, la legislación de los negocios y los marcos institucionales y sociales.

En todo lo anterior no avanzamos ni un puesto, por más que en los congresos gremiales, las juntas directivas y los diversos foros y seminarios siempre se hable de lo mismo: competitividad, innovación y emprendimiento, palabras que se han vuelto comodines políticos. En 2011 ocupamos el puesto número 46; en 2012 el 52; en 2013 el 48; en 2014 el 51 y este año seguimos allí mismo, en el puesto 51, entre 61 economías estudiadas. Somos casi últimos, solo adelantamos a Venezuela, Croacia, Argentina, Grecia, Bulgaria, Eslavonia, Brasil, Jordania y Sudáfrica. Es un comportamiento muy mediocre y entre los países de la Alianza del Pacífico no solo somos los últimos en la tabla, sino en la evolución de la competitividad.

Ocupamos el último puesto en apertura de la economía; de 59 en el marco social; de 56 en ciencia y de 56 en educación. Estamos en la cola del mundo en esos frentes de trabajo sobre los cuales se ha hecho mucho énfasis, pero no se logran avances elocuentes. El problema no es el ranking, el verdadero lío es que se ha ido armando una burocracia profesional en torno al discurso de la competitividad, pero sus logros son muy pobres. ¿Qué pasa con el Consejo Privado de Competitividad? ¿Qué está haciendo el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo? El balance es muy malo y los responsables siguen allí diciendo las mismas cosas desde hace casi una década.

Si queremos ver con optimismo el ranking podemos decir que somos el país número 22 en mejor manejo fiscal o el 27 en mercado laboral, pero es dividir más las ejecuciones de políticas públicas y las concertadas con el sector privado. Se sacarán cientos de excusas sobre la medición, pero es triste realidad.