Editorial

Si Venezuela va bien, Colombia también

El vecino país se apresta a celebrar nuevas elecciones presidenciales, Colombia no puede ser un invitado de piedra

El vecino país se apresta a celebrar nuevas elecciones presidenciales, Colombia no puede ser un invitado de piedra

Las actuales estructuras de producción de Venezuela y Colombia hace que las dos economías seas complementarias. El vecino país vive inexorablemente de su gigante riqueza petrolera, no solo en los Llanos del Orinoco, sino en el amplio Caribe, además de poseer grandes extensiones de reservas de hidrocarburos y gas en límites con Guyana. Mientras tanto Colombia es un país más industrializado, que produce manufacturas, exporta servicios y es una despensa de alimentos en potencia. Sin más preámbulos, Venezuela tiene el dinero para importarlo todo, mientras Colombia está en la capacidad de exportarles los que necesitan. Así ha sido la historia, y en estos tiempos pos Hugo Chávez la situación no va a cambiar, así los enemigos de que los dos países tengan buenas relaciones abunden por estos días electorales allá y preelectorales acá.
Ya los tiempos de frenesí diplomático entre Chávez y Uribe llegaron a su final. El comercio binacional se ha ido recuperando notablemente a pesar de que el modelo cambiario de Venezuela tenga serios defectos que no le permiten a los empresarios colombianos beneficiarse más de su competitividad. Los pagos por parte de Venezuela son difíciles y la rotación de embajadores en Caracas no ayudan a que esta situación mejore. Las políticas de devaluación sorprendente de Caracas tampoco ayudan mucho, pero los negocios poco a poco se acomodan a los desbarajustes del bolívar, el dólar y el peso. Particularmente, los empresarios de frontera saben cómo manejar esta situación y lo han hecho desde siempre. Lo importante ahora es que las relaciones diplomáticas se estabilicen y que las políticas públicas de los últimos gobiernos venezolanos, de reemplazar las importaciones no se ejecuten, pues afectarían a quienes tienen el mercado vecino como su destino principal.
La muerte del máximo líder venezolano y sus consecuencias inmediatas es una nueva realidad que se debe asimilar, más ahora que hay serias conversaciones de paz con la guerrilla con el apoyo del gobierno bolivariano, que siempre estuvo más del lado de las guerrillas que de la Casa de Nariño. Hay una nueva situación que se debe potenciar, pues ambos candidatos (Maduro y Capriles) son amigos de una solución pacífica para el conflicto que nos desangra desde hace casi seis décadas. El mejor negocio para Colombia es que podamos exportar a Venezuela unos US$5.000 millones anuales, no los casi US$3.000 de la actualidad. Son economías complementarias que deben trazar los mismos intereses y esa debe ser la hoja de ruta que beneficie a los pueblos. Si a Venezuela le va bien en las próximas elecciones, a Colombia le puede ir mejor, eso, si ambos entendemos que nos necesitamos para salir adelante.