Editorial

Sin seguridad no se puede hacer turismo

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El Gobierno presentó su hoja de ruta para convertir el turismo en un pilar económico, pero si no se avanza en infraestructura y seguridad, el plan será una ilusión efímera

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Diario La República · Sin seguridad no se puede hacer turismo

Los últimos gobiernos se han gastado varios billones de pesos en planes estratégicos para hacer del turismo un pilar de la economía, sin logros elocuentes ni cifras que mostrar. Las millonarias ayudas a los actores del sector se quedan en los mismos destinos y en manos de idénticos empresarios que no tienen mucho para mostrar, solo beneficiarse de alivios tributarios, tasas bajas en dinero para invertir más otras gabelas públicas que no han logrado objetivos si se evalúan las políticas públicas del sector.

Entidades como Procolombia y Fontur solo hacen noticia cuando cambian de campaña de marca país y desaparecen sin hacer el ruido que necesita Colombia para realmente convertirse en un destino turístico.

No hay que llamarse a engaños, salir por carretera a alguno de los lugares promocionados es un acto de fe, no solo por el estado de la carreteras e infraestructura en general, sino por la inseguridad que ha capturado todo el país, y ni qué decir del recurso humano que presta los servicios vinculados al turismo; las superintendencias brillan por su ausencia en vigilancia de precios y el costo beneficio siempre va en contra del consumidor local, pues el turista colombiano por lo general prefiere viajar al exterior para disfrutar el valor del dinero invertido en nuevas experiencias.

Todas la últimas administraciones presentan un plan estratégico para potenciar el turismo casi con los mismo términos, solo se enfocan en los mismos destinos de siempre y con los mismos jugadores; puede decirse que no hay nuevos destinos ni jugadores en el mercado hace por lo menos dos décadas y que el peor enemigo de las políticas públicas para incentivar el turismo es no tener políticas de seguridad para atraer turistas locales y extranjeros.

Cada semana abundan las noticias de robos, asesinatos, acoso, mal servicio hotelero, aeroportuario y abuso al turista, que hablar de convertir a Colombia en una potencia es una broma. A las autoridades se les olvida que hay seis ciudades colombianas de medio centenar entre las más violentas del mundo: Cali, Cúcuta, Palmira y Buenaventura, y que si se amplía a las 100 aparecen unas cuentas otras, destapando una realidad inocultable y es que la violencia reinante que ahuyenta los turistas y que hace que hablar de turismo son arreglar el orden público es un engaño.

Ni qué decir en términos de infraestructura, no es sino mirar el caso del aeropuerto de Cartagena o de Manizales, dos capitales muy turísticas que no cuentan con terminales aéreas apropiadas para revitalizar el turismo.

Lo que debe hacer el actual gobierno es trabajar por regiones, liberándolas de delincuencia e invirtiendo en vías, hoteles y aeropuertos además de capacitando personas y formando empresas operadoras que se dediquen a desarrollar el sector; aún no hay plan distinto y convincente para creerle al Gobierno Nacional de que el turismo remplazará al sector petrolero en términos de ingresos.

Al país solo lo visitan 4,5 millones de personas al año, sin contra cuántos de esos tienen raíces colombianas y sin saber cuánto gastan en su estadía; estamos muy lejos de los verdaderos jugadores del turismo mundial, hay mucha riqueza natural y oferta cultural, pero este país es muy inseguro, no tiene carreteras y no hay protección real al turista local e internacional, por tanto un plan que no involucre a otros ministerios es un juego.

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