Solo bajar las tasas de interés no es suficiente

La iniciativa de los empresarios, banqueros y el Ministerio de Hacienda de pedirle a la Junta Directiva del Banco de la República que empiece a bajar su tasa de interés, que está en 13,25%, para que los consumidores y sus familias vuelvan a comprar, es buena, pero insuficiente, pues el Gobierno Nacional -en su conjunto- no ha sido capaz de diseñar un portafolio de acciones destinadas a impedir, superar o minimizar los efectos del ciclo económico en que entró la economía colombiana durante este 2023 y que puede extenderse hasta 2025.

Políticas contracíclicas es un conjunto de decisiones de un buen gobierno diseñadas, durante tiempos de abundancia, basadas en usar el dinero ahorrado para el gasto público, al tiempo que bajar los impuestos y las tasas de interés para que todo el aparato económico entre en modo consumo y gasto y se reactive la oferta y la demanda de productos y servicios.

Todo enfocado para no llegar a una indeseada recesión económica que son dos o tres trimestres con crecimiento negativo. Los años de pandemia, 2020 y 2021, fueron críticos, pero el desenlace en 2022 fue muy bueno, lo que no previeron los gobiernos salientes y entrante es que los altos crecimientos postpandemia iban a ser virtuales afectando los años venideros, como éste que termina en pocos meses y el año entrante.

Todo parece indicar que la economía colombiana solo crecerá 1,2%, máximo 1,5%, cifras basadas en la tendencia global y en el comportamiento de los precios de las materias primas, que son el pilar del crecimiento local; por esta situación es que los banqueros y los empresarios, agremiados en la Andi y Asobancaria, piden que las tasas empiecen a bajar, pues la inflación en torno a 12% puede empezar a ceder y caer a un dígito antes de que el año llegue a su final. Si la tasa del Emisor de 13,25% y la de usura, que marca el consumo de tarjetas de crédito, hoy en 42%, sufren dos puntos de caída, indiscutiblemente todo puede mejorar en términos de consumo al terminar el año.

Es indispensable que todos los ministerios, liderados por el Gobierno Central, pongan a andar antes de que septiembre termine, un plan para que no solo el consumo se reactive, sino que la construcción termine un mejor año; que la agricultura vea cómo sus números impactan los territorios y que sectores proscritos en este Gobierno como son las actividades extractivas vuelvan a tirar del carro de la macroeconomía.

Puntos evidentes de un eventual plan contracíclico es facilitar el uso de las regalías, hay parqueados en el DNP más de $2 billones inutilizados por los alcaldes y gobernadores con tecnicismos y controles inoficiosos; otro punto puede ser que se facilite a los bancos irrigar el mercado con otros $2 billones que están en las llamadas cuentas AFC, pues estas ya perdieron el sentido del beneficio tributario.

Si a los cuentahabientes les permitieran usar ese ahorro para arreglo de sus casas, pagos educativos u otras inversiones, de manera temporal, se reactivaría la economía de manera exprés. Esas cuentas permitían beneficios tributarios para la posterior adquisición de vivienda, se destinaba un ahorro para el pago de cuotas de créditos hipotecarios, de operaciones leasing habitacional o de cuota inicial de vivienda, pero es dinero que no renta lo competitivo en el mercado y no hay ni oferta ni apetito por comprar casas nuevas, en cambio sí se necesita el dinero para mejorar condiciones actuales.