Editorial

Subsidios vuelven a los cafeteros

Vuelve y juega el subsidio cafetero, esta vez por $100.000 millones que buscan sortear la situación actual de los precios bajos

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Los cafeteros se convirtieron en el primer gremio del sector agropecuario que lograron no solo sentar durante cuatro horas a los ministros de Hacienda, Alberto Carrasquilla; Agricultura, Andrés Valencia; Industria, José Manuel Restrepo; y la directora de Planeación, Gloria Alonso, sino en sacarles $100.000 millones en subsidios a productores, a través del precio interno del grano, además de establecer una mesa permanente para monitorear la crisis por la que atraviesa el cultivo. Luego de esta victoria gremial temprana, los cafeteros quedan con la tarea de definir el precio de referencia a partir del cual se activará la ayuda y el mecanismo operativo de distribución de estos recursos. Y lo más importante para tranquilidad de las 540.000 familias que derivan su sustento de esta actividad es que se analizará con la nueva administración Duque, la viabilidad de un eventual Fondo de Estabilización de Precios que tranquilice a un sector que se estaba volviendo beligerante en la protesta social, luego de la creciente influencia que han ido cosechando las llamadas Dignidades Cafeteras. En pocas palabras, los ministros de Duque, acaban de desinflar una protesta que estaba creciendo a raíz de los malos precios del grano en mercados internacionales, la inestabilidad de la tasa de cambio, las deudas cafeteras, la renovación de cafetales y el siempre presente tema del costo de los fertilizantes.

Hace poco más de dos años el Gobierno y los cafeteros acordaron hacer un estudio profundo sobre el futuro del cultivo y convocaron a la Misión de Estudios para la Competitividad de la Caficultura en Colombia, grupo dirigido por el actual gerente del Banco de la República, Juan José Echavarría, quien entregó a la Federación de Cafeteros las conclusiones. En el estudio la Misión no solo analizó la coyuntura que no ha cambiado, sino que hizo recomendaciones clave: “el café sigue representando una opción de vida importante para millones de colombianos”. Es el motor para reducir la pobreza y distribuir el ingreso en la población rural; “solo con una caficultura rentable será posible erradicar la pobreza en las zonas cafeteras”. No basta con la política social del Estado, la pobreza solo podrá erradicarse si resulta rentable producir café. Hay que elevar la producción por hectárea y reducir costos.

Otras recomendaciones fueron: “no existe una solución única en café. Aunque algunos producirán cafés especiales de excelencia, otros productores tendrán que diversificar sus cultivos, y un conjunto muy amplio tendrá que elevar la productividad y la rentabilidad para continuar produciendo café estándar”.

Debe haber una reforma institucional que promueva la competitividad. Para ello es necesario que esta reforma se oriente a una mayor transparencia de las reglas de juego en el sector, separe las funciones del Estado y del gremio, y le otorgue un mayor papel a las regiones. “Es necesario eliminar el conflicto de intereses entre la regulación y las exportaciones, y debe flexibilizarse la regulación de calidad en la exportación de café, no solo con el objetivo de mejorar el entorno competitivo del sector, sino de promover la innovación en variedades y formas de producción para atender el mercado interno y externo”. Y las dos más importantes: la garantía solo de compra debe mantenerse en aquellos lugares en que exista evidencia clara de una falla de mercado, y “los mecanismos de estabilización de precios no son viables en la práctica y la experiencia de Protección al Ingreso Cafetero no debe repetirse”.

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