Editorial

Tasas: debate igual al de la revaluación

¿Qué tanto impacto está teniendo la tasa de interés en la limitada expansión de la actividad productiva?

¿Qué tanto impacto está teniendo la tasa de interés en la limitada expansión de la actividad productiva?

A propósito de la fijación por parte de la Superfinanciera del nivel de la tasa de interés por encima de la cual se considera que hay usura, práctica que desde hace siglos se ha combatido incluyendo amenazas de castigo divino, se ha abierto un debate -que tampoco es nuevo- acerca de los intereses que se pagan en Colombia sobre los créditos, incluyendo los de consumo o sobre las tarjetas de crédito y del cual se financian muchos pequeños empresarios.
La primera aclaración que se debe hacer es que la entidad encargada del asunto solo aplica una fórmula establecida para fijar la tasa y cuyo nivel demuestra que en efecto los bancos han aumentando en los últimos meses el nivel que cobran por los créditos. Y si no es así, es que el cálculo no se hace bien, lo cual es muy improbable y no debe dejar desviar el debate hacia ese punto. Un segundo aspecto tiene que ver con las dudas de la transmisión al mercado de los movimientos que hace el Banco de la República en la tasa básica de interés y su desfase en el tiempo. La realidad es que después de una rebaja de dos puntos porcentuales no hay una explicación lógica de que no haya una correspondencia en los intereses de los bancos.
En materia de costos financieros, hay que ser claros: lo importante no es la tasa nominal de interés, que ciertamente ha bajado, sino la tasa real que resulta de descontar la pérdida por efecto de la inflación, lo cual es muy sencillo de explicar y se puede aplicar a todos los fenómenos económicos. Aquí es sencillamente comparar con el costo de vida: cuando hace unas décadas la inflación era 25%, la tasa de interés rondaba 50%, o sea casi dos veces. Ahora que la inflación es 2%, la tasa del crédito hipotecario es 12%, esto es, seis veces. Cierto que ha caído la tasa nominal, pero la tasa real es más alta.
Los colombianos del común deben pagar una tasa de interés muy cercana a la usura cuando de crédito de consumo se trata. Los bancos alegan que ello es consecuencia del alto riesgo que asumen, lo cual es cierto, pero hay que hacer una glosa: son los bancos quienes escogen a quién entregarle una tarjeta. En el caso de los microempresarios, la tasa efectiva puede ser mayor, pues se cobran comisiones por fuera de la tasa. Y entonces el foco del debate hay que plantearlo sobre el impacto que está teniendo la tasa de interés en la expansión empresarial del país.
El tema aquí no es si el sistema financiero gana mucho dinero o desconocer la importancia de su papel en la economía. El asunto es otro y en buena hora, el ministro de Hacienda lo ha planteado y ha pedido la colaboración de los banqueros. Es un tema de debate de gran calado, comparable con el de la tasa de cambio, pues así como ésta es el precio de los precios en la economía, la tasa de interés es el precio del dinero que es la sangre del aparato económico.