Editorial

Thaler y la prima navideña

Con la llegada de la prima se pone a prueba que tan racionales son las personas a la hora de tomar decisiones de compra

Editorial

El último Premio Nobel de Economía fue otorgado al economista estadounidense, Richard H. Thaler, por su contribución a la economía conductual que se investiga o se ocupa de las tendencias cognitivas y emocionales humanas y sociales que mejoran la comprensión de la toma de decisiones económicas.

El recuento viene a colación porque entre hoy y el 20 de diciembre los empresarios o empleadores están obligados por ley a pagar la prima de Navidad y nada más irracional que las mil maneras de gastarse este dinero extra en los hogares colombianos.

La economía conductual también estudia la forma cómo las decisiones de gasto afectan a los precios de mercado, beneficios y a la asignación de recursos. Es decir, entre hoy día de quincena y el próximo 20, hay mucho dinero circulante, un número alto de personas con efectivo para comprar y una gran oferta de productos y servicios a la mano de todos los consumidores. Y este coctail de demanda y oferta decembrina coinciden en un momento casi irrepetible en el año. Popularmente, se junta la necesidad de vender con las ganas de comprar y en eso consiste un mercado.

Empecemos por ampliar que la prima de servicios es una de las muchas prestaciones sociales a las que tiene derecho un empleado y que está a cargo de su empleador, exceptuando quienes tienen los llamados salarios integrales. Esta obligación laboral se exige a quienes tienen personas a su cargo y les corresponde pagarles a su trabajadores 15 días por semestre laborado y deben hacerlo el último día del primer semestre: el 30 de junio y luego el 20 de diciembre, en la segunda época del año.

Lo normal es tratar de decirle a las personas qué hacer con el dinero de la prima, cómo usarlo o darle consejos sobre a qué destinar su mesada extra. Todo el mundo escucha, pero las decisiones siempre son personales. Si volvemos a Thaler, el economista recibió US$1,1 millones por el premio y cuando le preguntaron sobre cómo los iba a invertir dijo: “intentaré gastarlo de la manera más irracional posible”.

A Thaler se le conoce en el mundo académico por su libro “Nudge” (2008), traducido comercialmente al español como “Un pequeño empujón: el impulso que necesitas para tomar mejores decisiones sobre salud, dinero y felicidad”. En el texto, el profesor de la Universidad de Chicago Booth acuña una suerte de nuevo verbo: “nudging” (empujar a una persona para que decida) pero en función de una decisión que beneficie al individuo en el largo plazo. Claramente ese empujón a las personas puede ayudarlas a ahorrar, a pensionarse o a tener dinero para las compras de útiles para enero, mes de la famosa cascada de alzas.

Siguiendo con la economía conductual y forzando este texto hacia ¿qué hacer con el dinero de la prima?, hay que partir que los individuos son más consumidores que personas racionales y tienen muy poco tiempo para tomar decisiones de compra, además la publicidad y la sociedad de consumo los empuja a comprar sin muchos elementos de juicio. Dice Thaler que entre dos opciones, las personas escogen a menudo la que es más fácil sobre la que es más adecuada. La Real Academia de Ciencias de Suecia declaró que las contribuciones de Thaler tejieron puentes entre el análisis económico y psicológicos de la toma de decisiones individuales.

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