Tiempos de política a golpe de X (Twitter)
sábado, 24 de agosto de 2024
Siempre se habla de la influencia en las redes sociales en la política y en la formación, o mal formación, de la opinión pública, es exagerado generalizar, es Twitter la piedra angular
Editorial
En octubre próximo se cumplirán solo 24 meses desde que Elon Musk comprara Twitter por US$44.000 millones, la red social a la que renombró como X. El precio que pagó por la plataforma de mensajes y opiniones fue el doble de lo que valía en ese momento en bolsa, costo que asumió porque los tribunales lo iban a obligar a cumplir con la oferta que hizo en 2022.
Twitter nació como todos los emprendimientos tecnológicos, como una aventura genial en un apartamento californiano. En 2004, Noah Glass, un programador estadounidense, puso a andar el Proyecto Odeo que buscaba grabar conversaciones telefónicas en formato MP3; a la idea empresarial se sumó, Evan Williams, dueño de Pyra Labs, creadores de Blogger.com.
Ideas de emprendimientos que fracasaron y se reenfocaron por el uso de SMS para crear conversaciones entre pequeños grupos de personas, una idea de Jack Dorsey, quien pasará a la historia como el creador del actual X. Inicialmente, al servicio lo llamaron Twiiit, luego Twich, más adelante Stat.us, y finalmente “Twttr”, el sonido que hace un pájaro.
Cuentan las noticias de la empresa que el primer tweet lo escribió Dorsey el 21 de marzo de 2004: “Just setting up my twttr”, “solo ajustando mi Twttr”. El resto es historia.
El crecimiento de la compañía fue exponencial y su éxito como red social fue en paralelo de su modelo de negocio, pero lo arrasador fue la influencia entre los políticos estadounidenses, lo que crecía más allá de los números.
Lograr que miles de millones de personas en todo el mundo descargaran la aplicación para dar opiniones y consultar noticias, marcó una tendencia que fue catapultada por el uso de personas mediáticas como el ex presidente, Donald Trump, para notificar a sus electores o comunicar políticas públicas.
Los tweets de los políticos y funcionarios mataron el grueso de las ruedas de prensa, eliminaron los tediosos comunicados y erigieron a millones de “tuiteros” por todo el mundo. El fenómeno de Twitter inclinó el balance de los hechos en la protesta social en todos los países y se convirtió en una herramienta usada y temida por los gobernantes.
En Colombia, el mayor impulsor de la red social fue el ex presidente, Álvaro Uribe, quien hizo de la red su medio de comunicación, obligando a los medios tradicionales a plegar sus micrófonos, páginas y cámaras ante sus trinos de 140 caracteres. La eficacia de la plataforma como herramienta electoral ha emergido y los nuevos dueños de X lo saben. Es el mejor espacio público y político digital, del que beben los electores para obtener insumos e inclinar los votos.
Hay claramente un territorio político digital que está remplazando la plaza pública; los políticos tuiteros son una realidad y los fenómenos, Trump, Milei, Bukele o Zelenski, tienen ese hilo conductor. La inteligencia artificial ha entrado a sofisticar más la plataforma y hoy quien no tenga una cuenta en la plataforma de X, bien puede quedarse como un analfabeta digital que no sigue las tendencias ni siente el calor del debate político o económico.
Claro que hay redes sociales más sofisticadas o determinantes para formar opiniones o inclinar decisiones de compra, pero es X, la que manda la parada en la influencia política, y sus tendencias son determinantes para asegurar fenómenos electorales.
Hoy es imposible pensar en censurar o auto marginarse de esta realidad.