Editorial

Tres directores del Sena en solo dos años

Gina Parody se convierte en el tercer director del Sena; una institución en la que no deben darse más bandazos

Gina Parody se convierte en el tercer director del Sena; una institución en la que no deben darse más bandazos 

Cuando Juan Manuel Santos llegó al poder hace dos años largos y nombró como cabeza  del Sena al sacerdote Camilo Bernal Hadad, nunca pensó que el nuevo funcionario solo duraría un año porque se iría a trabajar con la comunidad eudista en Roma. Lo reemplazó el uribista Luis Alfonso Hoyos, quien venía del servicio exterior y tuvo un fugaz paso por la importante entidad. Ahora llega la alta consejera para Bogotá y exrepresentante a la Cámara, Gina Parody, una de las figuras jóvenes de la política que empieza a despuntar en sus ambiciones en la vida pública.
Hasta este punto está bien la crónica política, pero más allá de los tres nombramientos está la vida de una institución vital para el país económico y social. El Sena es otra de las instituciones fuertes y vigorosas que nacieron durante el Gobierno de la Junta Militar en 1957 y que se han mantenido con una clara función social. Es la entidad educativa más grande de Colombia y de mayor impacto en la formación de los profesionales técnicos que demandan las empresas. Allí se forman, electricistas, carpinteros, oficiales de obra, agricultores, cocineros, entre otros muchos oficios vitales para el país. Fue una buena idea hecha realidad, pero que se ha quedado suspendida en el tiempo.
Los últimos directores del Sena no han sabido llevar la entidad educativa a otro estado de desarrollo porque no han podido desvincularla de los intereses políticos regionales. No es un secreto ni una gran denuncia afirmar que los senadores y representantes a la Cámara tienen capturada la institución y que los directores regionales de la entidad siguen siendo puestos sin mayores dimensiones profesionales en el ‘ser y en el hacer’. Pero con todos esos defectos, es una institución querida y respetada, que necesita modernizarse en una pacto entre los estudiantes, las directivas y los sindicatos.
No es una labor fácil la que le corresponde realizar a Gina Parody, quien ojalá dure varios años en el cargo hasta que pueda mostrar alguna gestión eficaz de transformación o consolidación en el Sena. Hay que rodear a esta gran institución que puede traducir las políticas públicas que en materia de educación tecnológica tiene en mente el Presidente, para que progrese y siga beneficiando a millones de colombianos sin posibilidades de ingresar a una universidad y con la necesidad de aprender un oficio vital para la economía y para las empresas.
El principal reto que tiene Gina Parody en la entidad técnica es trazarle una hoja de ruta para los próximo años. Toda la comunidad estudiantil, empresarial y sindical está expectantes por las ideas y los planes que tiene el Gobierno sobre su futuro. Ojalá el Presidente no esté usando al Sena como un trampolín para sus cartas políticas.