Editorial

Último gabinete con milimetría política

Santos nombró a algunas de las personas que irán con él hasta el 7 de agosto de 2018, más en función de la política que de las necesidades ejecutivas

Editorial

Por fin el presidente Santos dio a conocer los nombres de algunas de las personas que lo acompañarán hasta el 7 de agosto de 2018 cuando le entregue la Casa de Nariño a su sucesor. El esperado revolcón ministerial fue más bien tímido, en donde brilló la milimetría política de cara a las elecciones de Congreso el próximo marzo y las presidenciales para mayo. Su principal escudera, la ex alta consejera y exembajadora, María Lorena Gutiérrez, empezará a despachar en la cartera de Industria y Comercio; una mujer proba, prestada de la academia a la política, quien tiene la difícil tarea de recuperar la confianza, la credibilidad y el optimismo de los empresarios, no solo para la economía, sino para el legado histórico de la actual administración nacional. El segundo cambio es el reencauche de Germán Cardona en el Ministerio de Transporte, quien ya había estado en ese despacho entre el 7 de agosto de 2010 y mayo de 2012. Fue embajador en el Vaticano, alcalde de Manizales, gobernador de Caldas y una de las personas más cercanas al Presidente, pero eso de poco le servirá para recuperar un sector golpeado por escándalos y en el que están puestas las esperanzas de progreso con las vías terciarias y el verdadero despegue de las llamadas obras de cuarta generación.

El Ministerio de Vivienda estará bajo el liderazgo de Jaime Pumarejo, otro barranquillero que deberá sacar esa cartera del frenazo que experimentó en tiempos de su antecesora, pues otrora se había convertido en una dependencia ejecutiva de grandes resultados en vivienda y agua. Si en algo debe pisar el acelerador este gobierno y los venideros, es en el desarrollo de políticas públicas que prioricen el techo para los colombianos y el servicio de agua, pero más allá del asistencialismo que ha brillado en esa cartera, se debe trabajar el sector vivienda como una de las piedras angulares de la recuperación económica. Y cierran los cambios, la salida del actual Ministro de Agricultura, a quien no le han nombrado reemplazo y entrega su despacho sin mayores avances y en medio de la peor crisis sanitaria de los últimos años. Es un verdadero cliché decir que el futuro económico de Colombia está en el sector agropecuario, eso lo venimos escuchando y diciendo desde hace más de medio siglo, pero no ha habido un solo ministro responsable de las políticas públicas para el campo que haya hecho algo disruptivo en el sector más neurálgico para la paz y la estabilidad de la sociedad. Es un Ministerio que necesita un líder experimentado con nociones de economía agroindustrial, de ruralidad, de finanzas agropecuarias y de desarrollo de empresas exportadoras de cultivos primarios. Pero es mucho soñar para funcionarios que tendrán mucho menos de un año en esos cargos, justo el último periodo de un Gobierno que nunca supo comunicar sus logros y rodeado de funcionarios con jefes políticos que los llevaban a formar repúblicas independientes.

El verdadero revolcón estratégico se está dando en las oficinas e instituciones de “segundo nivel” como Findeter, Bancóldex, Icbf, Icfes, Finagro, Rtvc, Alta Consejería para las Regiones, Unidad de Víctimas, Superintendencia de Notariado y Registro, entre otras, que se irán desgranando con el paso de los días. Estas dependencias no solo manejan contratos, sino que actúan en los departamentos y municipios derramando contratos y generando reemplazos burocráticos que en tiempos de elecciones se convierten en invaluables botines políticos. Podrían haberse hecho cambios más sonoros para cerrar con broche de oro, pero la milimetría política pesó a la hora de nombrar funcionarios.

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Juan Manuel Santos