Editorial

Un balance regular deja la economía de 2016

<p>Las expectativas económicas para el nuevo año son alentadoras, sin que ello implique ausencia de desafíos que merecen buen&nbsp;análisis.</p><p>&nbsp;</p>

No fue sobresaliente el desempeño de la economía colombiana en 2016 y aunque se debe reconocer la ocurrencia de factores externos que influyeron y sobre los cuales las autoridades no tienen control, también se requiere hacer una evaluación imparcial y abierta de su manejo y resultados, pues un  crecimiento de la producción cercano a 2% no puede ser motivo de complacencia y satisfacción, como bien lo advirtieron las autoridades monetarias al hablar de un desempeño mediocre.

Aunque es importante la consideración de variables de corto plazo para explicar lo ocurrido, propensión que cada día gana más espacio, la realidad es que el estado de la economía tiene que ver con un proceso que se va dando en forma gradual y que permite prever y actuar anticipadamente para enfrentar una coyuntura adversa. Ese es en buena parte el ejercicio de política que debe guiar a los responsables del asunto. El país no ha sido ajeno al impacto negativo de la caída de los precios internacionales de las materias primas, en particular del petróleo, pero es evidente que tampoco se hizo lo suficiente para amortiguar la situación, de manera que el ajuste fuera menos doloroso. Esto es válido en particular en el frente fiscal tanto de la nación como de las regiones, que decidieron conscientemente, y en algunos casos con gran laxitud, gastar todos los recursos generados por una bonanza temporal. Como consecuencia de ese comportamiento, los contribuyentes deben ahora salir a pagar mayores impuestos, lo cual no es neutro en términos de bienestar, como algunos pretenden hacerlo creer y tampoco lo es para la actividad productiva pues se genera un clima de incertidumbre que afecta el normal desempeño de los negocios. El manejo fiscal será determinante en el rumbo futuro y en particular la gente espera que su esfuerzo sea compensado con eficiencia y buen manejo de los recursos.  

Un ejercicio parecido cabe hacer en lo atinente al comportamiento de la inflación en 2016, que alcanzó en un momento niveles preocupantes como consecuencia de una fuerte caída en la oferta de alimentos debido a factores climáticos y a una aceleración extrema de la tasa de cambio que alcanzó más de 60% en el segundo semestre de 2015. En los últimos meses se ha logrado en forma gradual revertir la tendencia alcista y retomar la senda hacia la meta del Banco de la República, pero no se puede desconocer que el alza de las tasas de interés como mecanismo para enfrentar el problema impactó negativamente la actividad económica y la demanda agregada.

Las exportaciones tampoco pasan por un buen momento y no solo las generadas por la industria extractiva. Los datos de las ventas al exterior de la industria manufacturera y del agro vienen en retroceso desde hace varios años y requieren un esfuerzo grande en el rediseño de la estrategia externa.