Editorial

Un desempleo de 12,8% versus el PIB de 2,7%

Para crecer por encima de 6% se necesita un plan de choque programado, coordinado y liderado a largo plazo que comprometa empresarios, políticos y medios de comunicación

Editorial

La innovadora y pujante Corea del Sur no siempre fue así y los colombianos jugamos un papel importante para que el país asiático sea lo que es hoy. El 27 de junio de 1950 la Secretaría de la ONU pidió ayuda para las fuerzas aliadas que luchaban en la península coreana por hacer respetar el Paralelo 38 que había zanjado la disputa entre la Unión Soviética y China contra Estados Unidos al terminar la Segunda Guerra Mundial. Colombia fue una de las 18 naciones que dieron apoyo militar; el presidente de entonces, Laureano Gómez, envió una unidad naval y un batallón de infantería, conocido como Batallón de Infantería Nº 1 Colombia. Finalmente, la guerra de Corea se zanjó con la separación de dos naciones, una comunista y otra capitalista; caso de estudio de economistas y politólogos que utilizan ese suceso como una fehaciente demostración del fracaso del modelo económico y social profetizado por Marx, Lenin, Mao Tse Tung y Fidel Castro (seguido hoy por Kim Jong-Un, actual líder de Corea del Norte) entre otros muchos equivocados; frente al indiscutible éxito que ha tenido Corea del Sur, una economía con un PIB que supera los US$2,3 billones que crece a tasas promedio de 4%; que es líder en registro de patentes; que tiene todas las necesidades básicas satisfechas de su población de 50 millones de habitantes y que a través del impulso de grandes empresas (Chaebol) logró convertirse en menos de 70 años en uno de los primeros países en desarrollo y de mayor influencia en casi todos los sectores de la economía globalizada. Ese modelo con presencia en distintos sectores económicos desarrollado por Corea del Sur logró un crecimiento sostenido y rápido, desarrollo tecnológico, diversificación, y una cultura empresarial que compite especialmente en sectores como tecnología, automóviles, alimentos y ahora industrias creativas con el exitoso K-Pop.

El cuento se trae a colación porque el gobierno de Iván Duque solo lleva seis meses y debe asegurar una plan de crecimiento para los tres años y medio que le faltan que garantice crecimiento sostenido del PIB para los años venideros, de tal manera que se generen empleos formales para garantizar el bienestar y la tan ansiada equidad. La cifra de crecimiento del año pasado fue de 2,7%, que a pesar de que cambia de tendencia y está en terreno positivo, no deja de ser pírrica para las expectativas de generación de empleo que se tienen, máxime cuando la cifra de enero se disparó a 12,8%. Es necesario que ahora que se discute el Plan de Desarrollo del cuatrienio se enfoque en el crecimiento sostenido de todos los sectores con ejes transversales muy definidos, de tal manera que se logre bajar la tasa de desempleo y más colombianos puedan contar con un trabajo formal bien remunerado. El crecimiento del PIB es un supuesto básico e irremplazable en cualquier ecuación de desarrollo para tener impacto en el empleo, pues solo de esa manera habrá un fortalecimiento de la demanda agregada. Ya debe haber un plan que trabaje la desocupación que acepta la informalidad y los inactivos, dos situaciones que han pauperizado las clases medias y traslada colombianos a miseria extrema. El objetivo no solo es crecer el PIB, es hacerlo de manera sostenida a tasas importantes, pero para lograrlo debe haber un compromiso o un pacto social que involucre a los empresarios, a los políticos y a los medios, y ese objetivo trasciende cuatro años.

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