Un gran paso en pos de la bancarización
miércoles, 16 de julio de 2025
La puesta en marcha del sistema de pagos para el sistema financiero es un salto tecnológico para las entidades y una oportunidad para los cuentahabientes de hacer rendir su dinero
Editorial
Una de las necesidades más sentidas del sistema financiero colombiano, bien dominada por las entidades locales, era tener un sistema de pagos unificado que beneficiara a los cuentahabientes e hiciera más eficiente la interoperabilidad, es decir, que no desangrara a los clientes con microoperaciones costosas por simples transacciones y que permitiera las transferencias inmediatas que otrora gastan horas, días, semanas.
Era incompresible que una simple operación, como una consignación de dinero, de una cuenta de un banco a otro, después de las 3:00 p.m., se hiciera efectiva al día siguiente, y que si esto se hacía un viernes, la transacción solo fuera posible hasta el siguiente día ordinario; en época de festivos era un dolor de cabeza para los empresarios o los miles de cuentahabientes de una nómina.
Eso era normal hasta la semana pasada, antes de que el Banco de la República pusiera a andar el tardío sistema de pagos interoperable al que ha llamado Bre-B, una iniciativa mucho mejor y más moderna a la que existe en las pequeñas economías del vecindario y más parecido al disruptor sistema Pix de Brasil, que ha sido uno de los pilares de la bancarización y del desarrollo tecnológico de la primera economía de Suramérica. Ya es una realidad dentro de los canales digitales de las entidades del ecosistema financiero colombiano.
Sin duda, Bre-B es el futuro de las transacciones, pues tendrá más innovación, agilidad y sobre todo seguridad en el nuevo ecosistema financiero, un paso enorme que rediseñará la manera como trabajan las personas con los bancos y los bancos entre ellos. El Emisor con su Bre-B ha ido muy despacio, pero a paso firme, y en pocos meses la plataforma integrará las operaciones desde el exterior e involucrará a otros actores activos de las transacciones como las fintech, las remesas, las cooperativas, y ojalá, a las oficinas de giros de dinero, pues no se puede negar que los colombianos que viven en el exterior y que envían US$12.000 en remesas son unos protagonistas muy importantes en el mundo de las consignaciones de dinero para mover el consumo en Colombia.
No debe ser un sistema a medias que se recargue en costos para los cuentahabientes y las empresas, debe ser un sistema muy eficiente y tecnológicamente de punta que ponga al competido sector financiero colombiano a la vanguardia en la región, y porqué no, que haga de las ciudades colombianas el epicentro de grandes operaciones bancarias.
Una economía con un PIB que supera los US$400.000 no debe tener caminos de piedra en materia de interoperabilidad bancaria, debe contar con autopistas de última generación por donde puedan viajar los bancos tradicionales, los neobancos, las fintech, y toda suerte de medios de pago que facilitan la vida del consumidor.
La alta gerencia del Banco de la República debe darse cuenta que no es el Emisor diseñado en 1991 por la Constitución Política, que hoy es una entidad independiente que presta dinero al sistema, administra el ahorro pensional de los colombianos y facilita la autopista por donde viajan todas las operaciones financieras. Ahora la pelota está en la cancha de los bancos que deben facilitarles la vida a sus clientes con facilidad transaccional, bajo costo y, ojalá, como fin último, este salto en la modernidad ayude a combatir la inseguridad, el lavado de activos y la transparencia transnacional que debe ser un orgullo del sistema.