Editorial

Un ministro más agrario que político

Santos necesita un ministro de Agricultura que se meta más con la producción que con los ‘teje y manejes’ políticos

Santos necesita un ministro de Agricultura que se meta más con la producción que con los ‘teje y manejes’ políticos
El nuevo jefe de la cartera de Agricultura tiene el reto de pasar la página de la política de tierras, desplazamiento y conflicto, y concentrarse de lleno en la productividad agropecuaria. Al lado de la industria, es el sector que más ha perdido protagonismo en la economía colombiana durante las últimas décadas y pocos ministros de la historia reciente han mostrado resultados en materia de competitividad, pleno abastecimiento y líneas claras sobre seguridad alimentaria. Juan Camilo Restrepo hizo una buena labor al final de su periplo y algo habla muy bien de su desempeño en la esfera política: tanto los guerrilleros sentados en La Habana, como los gremios guerreristas de la derecha vinculados al ganado, terminaron atancándolo sin justificaciones plenas.
El Ministerio de Agricultura debe ser una cartera técnica que lidere investigaciones agrarias y pecuarias; mejores productividades; más exportaciones; buen suministro de alimentos; sistemas de riego; comercialización de productos; todas esas áreas estructurales de la alta gerencia de una empresa agroindustrial y que han sido completamente olvidadas. Recordemos que los dos últimos ministros del ramo terminaron implicados en sendos escándalos e investigados ampliamente por los organismos de control y vigilancia. El nuevo ministro de Agricultura debe hacer todo un verdadero plan estratégico para recuperar el sector y para que no siga siendo la verdadera cenicienta de la economía.
Pero para lograrlo debe primero tener una estrategia sólida, muy similar a la que montó José Antonio Ocampo cuando estuvo en esa cartera que consistía en cinco planes concretos para recuperar el agro. Lo primero que hay que hacer es que los gremios de la producción agropecuaria se limpien de sus males, no solo en la faceta de la corrupción, sino que sean verdaderamente entidades que investigan, que fomentan su producción y abren mercados. Los últimos hechos nos han demostrado que caficultores, ganaderos, paperos, cacaoteros, lecheros y otros tantos empresarios del campo, se han vuelto expertos en pelear por subsidios del Estado que les permitan ser competitivos en el mercado interno y enfrentar el escenario que impone una economía que tiene tratados de libre comercio con países más fuertes en su sector.
Santos necesita un ministro más del agro que de la política, que sepa del campo, de sus fortalezas y de sus retos hacia el futuro. No deben haber más discursos proteccionistas agrarios ni palabras que vayan en contra de los TLC ni mucho menos que pidan subsidios a dos manos. Se necesita que el nuevo ministro de esta cartera sepa qué están haciendo los países de la Alianza del Pacífico, cuáles son sus prospectivas, y que para ese punto vayamos.