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Un momento para decir: “es el agro, estúpido”

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Diario La República · Un momento para decir: “es el agro, estúpido”

Una de las frases más raídas al hacer análisis económica es la popularizada por el ex presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, durante la campaña que lo llevó a la Casa Blanca en 1992 cuando derrotó a George Bush. Cuenta la historia que Bush padre lideraba las encuestas basado en la seguridad nacional como consecuencia de su decidida acción militar en la Guerra del Golfo Pérsico, que lo había catapultado a una popularidad de 90%. Pero el pueblo estadounidense estaba pagando los costos de ese lejano conflicto en su economía de bolsillo, los impuestos estaban por las nubes y los combustibles -sangre de la economía gringa- tocaban máximos históricos.

Fue así como, James Carville, estratega de la campaña demócrata, diseñó que se debían enfocar en el bolsillo de los consumidores. Dicen que escribió sobre un corcho tres ideas para no olvidar los enfoques que diferenciaban a republicanos de los demócratas: “cambio vs. más de lo mismo”, “no olvidar el sistema de salud” y “la economía, estúpido”. Al final, el golpe de lenguaje representado por “the economy, stupid”, se convirtió en el gran diferenciador que logró la victoria. Una larga historia para usar una vez más el slogan demócrata y aplicarlo a lo pasó con el agro el año pasado.

El PIB colombiano cayó 6,8% en 2020, una cifra que retrató las consecuencias de la pandemia, los confinamientos y las restricciones a la actividad económica. Ha sido la mayor caída del PIB desde 1975, pero la noticia no sorprende a nadie, pues se veía venir, incluso con un decrecimiento más pronunciado en sectores tradicionales como la explotación de minas y canteras, industrias manufactureras, construcción, comercio y actividades artísticas, que registraron los datos negativos más bajos en la historia: 15,7%, 7,7%, 27,7%, 15,1% y 11,7%, respectivamente. Fue un auténtico annus horribilis.

La contracción también fue acentuada por el comportamiento de la construcción (27,7%); explotación de minas y canteras (-15,7%); comercio, transporte, alojamiento y servicios de comida (-15,1%), que, sumados, solo aportaron -5,9 puntos porcentuales a la caída, es decir, 85,3%. De las 12 actividades productivas que aportan a la dinámica económica, cuatro cerraron en terreno positivo, el agro (2,8%), actividades financieras (2,1%), inmobiliarias (1,9%) y administración pública (1%). Un argumento cuantitativo para reforzar que es el sector agropecuario el que permitió que no todo fuera peor y que se erige como el único sólido para empezar a construir; una suerte de piedra angular sobre la cual se debe edificar la economía de las regiones. No se puede perder de norte que en el último trimestre de 2020 la economía se contrajo 3,6%, lo que representa una recuperación de 12,2 puntos porcentuales frente al dato revisado del segundo trimestre de 2020, que fue de 15,8% y que nuevamente es el agro el que soporta esta clara mejoría.

El café es la espina dorsal del sector y la pandemia fue un buen año, no solo por la cantidad de grano producido y exportado, sino por los altos precios en los mercados internos y externos. Los meses de pandemia han puesto a prueba la seguridad alimentaria de los países, pues el comercio mundial estuvo cerrado durante varias jornadas, el agro colombiano ha demostrado que no solo es despensa interna, sino que puede ser el pilar de la reactivación y un foco de desarrollo agroindustrial, tecnologizado y llevado a otra etapa de desarrollo.

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