Editorial

Un negocio de $26 billones para sacar $12 billones

Gráfico LR

La reforma tributaria de $26 billones, que reposa en manos del Congreso, es un gran negocio que propone el Gobierno, pero se hace con el dinero de la gente que paga impuestos

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Diario La República · Un negocio de $26 billones para sacar $12 billones

Solo hay dos tipos reales de impuestos: el que se aplica a las rentas y el de las ventas, aunque los gobiernos se han inventado nuevas maneras de obligar a las personas naturales y jurídicas a contribuir a las arcas nacionales. Ahora que la administración Petro ha puesto en manos de los congresistas una nueva reforma tributaria, se pone en evidencia lo descuadernado que es el sistema tributario colombiano que siempre acude a cobrar más impuestos para equilibrar el Presupuesto General de la Nación, sin reducir los gastos de funcionamiento ni atacar las altas tasas de evasión y elusión tributaria.

El Estatuto Tributario colombiano tiene más de 1.000 artículos, muchos de los cuales nunca se han reglamentado, porque las autoridades tributarias de turno carecen de una política de Estado en materia de impuestos y usan este instrumento gubernamental para financiarse; una manera de armar un negocio anual para ver cuánto le sacan a los contribuyentes sin que ellos se percaten de lo descuadernado que es el sistema.

La actual propuesta de impuestos no solo es la más alta de la historia, al pretender recaudar más de $26 billones, sino la más temeraria, pues no arregla nada estructural, solo busca recaudar sin tocar los verdaderos problemas. En IVA busca con afán unificar el cobro a varios productos y servicios, poniendo en evidencia el desorden del impuesto al valor agregado que tiene múltiples tasas: 5%, 10%, 15% y 19%, cuando en los países de la Ocde hay un solo porcentaje, no una multiplicidad como en Colombia, fragmentación tributaria producto del lobby en el Congreso.

Ahora empezarán a desfilar todos los sectores de la economía por las oficinas de los congresistas para lograr que el IVA se mantenga sin variación, mientras que los técnicos de la Dian y del Ministerio de Hacienda se aferran a mantener el exprimidor de impuestos en las personas naturales que carecen del lobby en el Congreso. En renta no hay razón para subir uno o dos puntos, de 28% actual a 29% de renta, solo por el hecho de trabajar de manera formal y avanzar en la escala de éxito salarial.

Para quienes ganan unos $7,4 millones, las cuentas de retención -para los empleados e independientes- son leoninas, de cada $100 de salario $28 son para la Dian, sin mayores justificaciones. Y lo que sí es absolutamente confiscatorio es el cuento del impuesto al patrimonio, encargado de aportarle al fisco casi $3 billones. Un patrimonio, es decir, casas, carros o inversiones, por encima de $1.990 millones deberán pagar otro impuesto extra que solo generarán desinversión y aumento en la diáspora colombiana.

Para tratar de entender lo que tiene el Gobierno Nacional en la cabeza en materia de impuestos, es preciso verlo como un negocio mediante el cual se busca vender un cuento político por $26 billones, pero en realidad se trata de que lo crean por unos $12 billones o $13 billones, que es lo tradicional en materia de tributarias. Colombia aún está en pañales en materia del cobro de impuestos, un sistema obsoleto que no aplica la progresividad ni la regresividad de los tributos, ni copia bien lo que han hecho los países similares en los que menos es más, es decir, a menos impuestos más tributación porque se cae la evasión. Una tarea seria en la que se debe aplicar la academia, el Congreso y, por supuesto, el nuevo Gobierno, porque en este ya no fue.

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