Editorial

Un pacto para bajar el precio de los alimentos

Gráfico LR

El costo de vida en el país sigue siendo uno de los más altos en la región, y al dividirlo, es el precio de los alimentos lo que más está endureciendo una inflación por encima de 10%

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Diario La República · Un pacto para bajar el precio de los alimentos

La inflación está cayendo en el país, más o menos medio punto cada mes y lo más probable es que los precios en noviembre hayan variado 10%, porcentaje que será usado para negociar el alza del salario mínimo.

Pero dentro de la conformación de esa variación de precios, son los alimentos, el transporte y los servicios públicos, los segmentos con mayores alzas, independientemente de su orden, pues unas veces es la energía tirada por los generadores, en otras el transporte por el incremento de la gasolina, aunque de los tres, son los alimentos, el rubro que más viene pesando en la canasta familiar desde los tiempos de la pandemia.

La pregunta clave de esta situación es si el país debe acostumbrarse a los alimentos claros, o mejor, qué debe hacer el Gobierno Nacional y los gremios para alcanzar un plan, más no un acuerdo, y hacer que los alimentos bajen o tengan un comportamiento normal en estos tiempos.

Por lo general desde hace tres meses, los precios de alojamientos, el agua, la electricidad y el gas tienen una variación de 8%; los alimentos y bebidas no alcohólicas de 14%; y el transporte, que es lo que ha aumentado en el último año con 15% en promedio.

El costo del combustible vehicular ha subido en determinados meses hasta 34%, a lo que se suman los aceites, líquidos para los frenos y productos para la limpieza de los carros, en pocas palabras, es el flanco a trabajar para el nuevo año, a un mes de que 2023 llegue a su final. Mucho se puede hacer en alimentos, que tienen un comportamiento casi siempre al alza: tomate, cebollas, arracachas, ñame, papa y frutas mantienen precios sostenidos a tasas de 15% y si se suman las bebidas, las cosas empeoran.

Es una tendencia mundial que debe enfrentarse, no solo con políticas pública a largo plazo, sino con acuerdos o planes comunes con los gremios de la producción. Ingredientes como cereales y aceites han elevado los precios mundiales de los alimentos a un máximo en dos décadas, mucho de ello se debe a la situación en Rusia y Ucrania de grandes productores, pero según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, es el tema de los fertilizantes y la mano de obra lo que más está encareciendo todo en todos los países.

Fue una situación que nació o se aceleró durante la pandemia, muchos países redujeron su producción de materias primas, dejaron de cultivar y limitaron la producción y la distribución de alimentos, factor negativo global que aún no se ha normalizado y en donde la explicación generalizada de “regresaron a tiempos de prepandemia”, no se da todavía tres años después.

La oferta de productos agropecuarios no ha mejorado y hay muchas frutas, verduras, carnes, leche, pescado, azúcares que no ha podido mantenerse al día con el retorno de la demanda, lo que ha causado que suban los precios.

Hay una dicotomía que estará presente en la prospectiva global y es que los consumidores ya se están acostumbrando a precios más altos de los alimentos, como consecuencia de que la población mundial está aumentando, pero que la cantidad de tierra de cultivos es la misma desde hace dos o tres décadas.

Dicho de otra manera, más gente comprando comida, con dinero para mercar, pero restricción de productos porque no hay cultivadores, es caro hacerlo, pero especialmente por los altos costos de la mano de obra.

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