Editorial

Una crisis que se puede volver una oportunidad

El libro del BID, “Cómo acelerar el crecimiento económico y fortalecer la clase media en América Latina”, ve en la infraestructura la base para dar el salto al primer mundo

Editorial

Rafael de la Cruz, exgerente de BID para los países andinos e histórico funcionario de esa entidad, destaca en un texto de opinión referido al libro, “Cómo acelerar el crecimiento económico y fortalecer la clase media en América Latina”, que el secreto está en darle “gran impulso a la inversión en infraestructura, logística y la economía digital (...) acción que podría duplicar su tasa de crecimiento anual hasta 6% o 7%. Con eso, en 20 años su Producto Interno Bruto per cápita podría ser superior a US$30.000, que ya es un nivel de países desarrollados, con una clase media de más de 70% y la pobreza por debajo de 10%”. Una hipótesis bien interesante que no necesitaría de la crisis del covid-19 para poder comprobarla; el problema está en que las arcas estatales están vacías y que el poscovid solo dejará a los países de la región más endeudados que nunca. El caso de Colombia es bien preocupante, pues su deuda pública saltará de un llevadero 53% del PIB a 62%, dado que el Gobierno Nacional se ha sostenido en no imponer más impuestos para poder sortear esta situación.

Dice el autor que “este y el próximo año, la crisis dejará un trágico saldo de pérdida de vidas, severo retroceso económico y desplome del empleo, pero hacia fines de 2021 la región podría recuperar los niveles de crecimiento pre-crisis, de entre 3,0% y 3,5% y retomar la senda de un crecimiento más inclusivo”. Pero para afianzar esta deseada situación, “el eje central para el desarrollo de la región es duplicar la inversión pública en infraestructura, servicios y logística, llevándola de 3% pre-crisis a entre 6% y 7% del PIB. Las principales necesidades son carreteras y ferrocarriles, seguidas de servicios de agua potable y saneamiento, y luego puertos, aeropuertos, electricidad, banda ancha y telefonía móvil”. Según el funcionario, “en Estados Unidos un camión de carga circula 100.000 kilómetros al año, mientras que en muchos países de América Latina circula 50.000. Tomando solo ese factor, la rotación del capital, que tiene un efecto inmediato sobre la productividad, es de la mitad en esta región”. Pero es necesario aumentar los ingresos fiscales. “Salvo Argentina, Brasil y Uruguay, que tienen más de 30% de ingresos fiscales respecto del PIB, similar a los de Europa, el resto tiene entre el 15% y el 17%”. Colombia debe elevar esos ingresos hasta 20% - 22%, pero no hay mucha capacidad política ni popularidad gubernamental para hacerlo. Nadie puede negar que se necesitan reformas que modernicen la Dian, amplíen la base tributaria, reduzcan la evasión y la elusión y lanzar una gran campaña de sensibilización de que el pago de los impuestos es una necesidad de justicia social y de apuesta por el desarrollo del país. El único punto que en Colombia no se ha resuelto por la clase política es que está muy extendida la percepción de que más impuestos son alimentar la voracidad de la corrupción que tiene capturadas muchas instituciones. Ahora que hay tres proyectos de ley de reforma tributaria en el Congreso y que el Ministerio de Hacienda espera unas recomendaciones más de un grupo de expertos, es necesario hablarle claro al país en lo tributario, pero también en términos de desarrollo, pues está claro que sin una tributación de todos es imposible hacer inversiones en infraestructura que catapultarían al país a otros niveles de bienestar económico y social.

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