Editorial

Una indómita inflación inmune al alza de tasas

EL FMI recortó las perspectivas de PIB mundial, por tercera vez, a medida que suben las tasas para atajar una inflación más indómita que resiste las medidas de la banca central

Editorial

El Fondo Monetario Internacional es la primera banca multilateral en recortar su perspectiva de crecimiento global para este y el próximo año, al vaticinar que la economía mundial está al borde de una recesión total. Dice el FMI que “es probable que la expansión económica global se desacelere a 3,2% este año, menos que 3,6% pronosticado por el fondo en abril y 4,4% visto en enero”.

No obstante, en esta nueva evaluación económica la banca multilateral subió a 3% el repunte del PIB de América Latina para finales de 2022, un incremento de 0,5 puntos en comparación con la medición presentada en abril. México, Brasil, Colombia y Chile serán las economías responsables del repunte del continente, que entra a aportarle al consolidado mundial para que la situación no sea más dramática. Latinoamérica crecería más que la zona euro (2,6%) y Estados Unidos (2,3%), pero estaría por debajo de África Subsahariana (3,8%), Oriente Medio y Asia Central (4,8%) y Asia emergente y en desarrollo (4,6%).

En lo que tiene que ver con la economía local, el FMI sigue pronosticando que el PIB de Colombia repuntará 6,3%, a la luz de los últimos datos de ayer. Lo que sí alerta la entidad son las repercusiones de la escalada de las tasas de interés. Que la serie de aumentos de los tipos por parte de los bancos centrales para contener la inflación se extiendan bien entrado 2033 y esto tenga como consecuencias una desaceleración global con graves repercusiones para mitigar los estragos originados por la pandemia que golpeó la producción de bienes y servicios durante 2020.

El problema es que la resurrección de la inflación no ha podido atajarse con las medidas monetarias tradicionales, pues sigue indómita y el dinero caro está afectando a las empresas que necesitan recursos baratos para ejecutar planes de inversión; los gobiernos, al mismo tiempo, necesitan financiar el gasto público y las personas piden préstamos para adquirir bienes duraderos tras una larga pandemia que les generó más necesidades.

El gran problema es que la política de contracción monetaria en todos los países se está mezclando con intereses políticos coyunturales. Por ejemplo, la prematura pugna en Estados Unidos por la Casa Blanca hace que le lluevan críticas a la Reserva Federal, que ha sido atacada por haberse tardado en comenzar a subir las tasas. En marzo las subió por primera desde el inicio de la pandemia. Esa señal de fin del dinero barato sacudió a otros emisores en medio de una inesperada invasión de Rusia a Ucrania, lo que disparó la inflación en todo el mundo.

Al término de esta semana, la Junta Directiva del Banco de la República volverá a subir la tasa de interés para el mercado local en 150 puntos básicos, lo que llevará el tipo a 9% para intentar bajar una inflación anualizada que seguramente llegará a los dos dígitos, en medio de un cambio de gobierno, la obligación de subir el precio de los combustibles, una reforma tributaria en ciernes y un cambio de modelo económico, al menos en lo que tiene que ver con las industrias extractivas. Por ahora, el Emisor debe mirar al detalle el impacto sobre el crecimiento económico que tiene la escalada de las tasas para contener un problema inflacionario con origen en externalidades.

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