Editorial

Una interinidad ministerial que no ayuda

Hasta los más santistas no entienden por qué se alarga la interinidad ministerial en medio de una crisis de ejecución.

Hasta los más santistas no entienden por qué se alarga la interinidad ministerial en medio de una crisis de ejecución

El presidente Santos lleva más de seis días con un gabinete interino, justamente en medio de muchas críticas por su falta de ejecución en dos años de administración. Lo aplaudimos cuando decidió pedirle la renuncia a todos sus ministros, pues consideramos que eran funcionarios de un desempeño muy deficiente. Según la calificación empresarial no pasaban de 3,5, para un país que necesita soluciones urgentes en materia de infraestructura y seguridad. Pero creíamos que esa decisión la había tomado con conocimiento de causa, y que ya tenía listos los reemplazos para empezar a ejecutar las acciones que tanto ha anunciado. Lo que se demuestra con esta agonía entre sus servidores más cercanos es que la sonada crisis fue un boomerang mediatico para cambiar la agenda informativa, lograr unos respaldos en el Congreso, y sobre todo, deshacerse de dos nombramientos erráticos como fueron sus ministros de Transporte y del Interior.

La fábula que más se aplica en este momento del Gobierno Santos tiene que ver con unas locomotoras que se anuncian hace dos años; que marchan a muy baja velocidad y a las que se les detectan maquinistas inadecuados y carrileras deficientes. Y justo cuando el administrador general de las máquinas decide imprimirles velocidad al detectar ambos obstáculos que juegan en contra del tiempo, opta con parar las locomotoras, amenazar a los maquinistas y mandar un mensaje de cambio general en su empresa. Pero a la postre, se encuentra parado él, sus locomotoras y sus operarios. Justo cuando los clientes y usuarios le pedían llegar rápido a su destino final, que no es otro que el bienestar social.

No se compadece con la situación de la economía que haya una interinidad prolongada en las carteras de Minas, Agricultura, Ambiente, Salud, Trabajo y Educación. Contrario a lo que muchos santistas promulgan, que ‘la amenaza por baja ejecución’ lanzada por Santos a sus ministros es un mecanismo para que se comprometan y trabajen más, ocurre justamente lo contrario y genera una inactividad o vacancia sin precedentes en los ministerios. El Presidente no debió lanzar ese S.O.S. ministerial si no tenía claros los nombres de sus nuevos maquinistas. Ahora se ha metido con el cuento de los preparativos para los diálogos de paz con una guerrilla mañosa que ha engañado al país durante cinco décadas. Tanto la crisis ministerial como el proceso que se avecina no eran noticias que se debían juntar, pues no hablan bien de la planeación estratégica de un Gobierno.

Santos ya se jugó dos cartas para tejer su reelección, pero la falta de claridad en las metas que quiere conseguir a corto plazo pueden jugarle una mala pasada. Hoy estamos pidiendo ejecución y menos anuncios, y no tenemos los ministros claves.