Editorial

Venezuela siempre será un mercado

Pese a la difícil coyuntura política y social, la economía del país vecino está lejos de una catástrofe

Pese a la difícil coyuntura política y social, la economía del país vecino está lejos de una catástrofe
Los resultados de las elecciones del pasado 21 de abril en Venezuela para escoger al sucesor del fallecido Hugo Chávez han agravado el clima de incertidumbre y polarización que se vive en el país vecino y de no encontrarse una salida rápida se puede ir extendiendo a las distintas actividades y generando un clima de desconfianza en el exterior. Por razones obvias, Colombia no puede ser ajena a la situación, con la aclaración contundente que los problemas internos son resorte de cada nación y no debe haber intromisión foránea.
En particular, los empresarios colombianos deben estar muy atentos a la evolución de los hechos y con el pragmatismo que los caracteriza y experiencia adquirida, planear de la mejor forma la toma de decisiones, con la conciencia de los riesgos que implica hacer negocios en condiciones inestables, partiendo por las implicaciones de la reciente devaluación, consecuencia evidente de un régimen de tipo de cambio fijo y de una tasa de inflación muy alta. De cualquier forma, hay que tener información para evaluar la situación, que sin duda va más allá de la coyuntura. La economía venezolana es sostenible por su dependencia petrolera durante las décadas venideras. De cada US$ 100 que exporta, US$ 90 provienen del crudo.
Otra cosa es la coyuntura. El manejo de la economía que hizo Chávez, sustentado en una gran intervención del Estado y un desplazamiento del sector privado, generó una gran confrontación ideológica interna, pero en la parte final de su gobierno sorprendió: en 2012 se registró un crecimiento de 5,6%, luego de nueve trimestres en ascenso, así este año, el cálculo del FMI sea de 0,1% y de 2,3 % para 2014, que preocupa pero está lejos de ser un escenario catastrófico. Sin duda que el problema más grande que tiene Venezuela es la inflación por encima de 25% en marzo, lo cual demuestra que hay dificultades de oferta. Y ahí, el sector privado colombiano puede jugar un papel importante y tiene una oportunidad, así algunos adviertan que la devaluación masiva hace perder competitividad a las exportaciones, pero el análisis hay que completarlo con la otra parte de la ecuación: la inflación acaba gradualmente con la desventaja cambiaria. Las exportaciones nacionales al vecino se han recuperado en forma sostenida en los últimos dos años, luego de un período crítico. Hoy rondan por US$2.900 millones y pueden seguir expandiéndose para volver a ser nuestro principal mercado con un gran aporte en términos de valor agregado.
Luego de los momentos difíciles que enfrenta el país vecino, con seguridad vendrá la estabilidad política y con ella la recuperación gradual. El nuevo gobierno deberá ajustar algunas reglas con miras a evitar el aislamiento económico, pues Venezuela seguirá con una gran fortuna: reservas de petróleo para los próximos 150 años. Y eso da sostenibilidad.