Editorial

Volver a navegar por el Magdalena, en veremos

<p>Con Sumitomo por fuera del proyecto del río Magdalena se vuelve a frustrar una alternativa para hacerle frente a los paros camioneros</p><p>&nbsp;</p>

El Magdalena no solo es el principal río colombiano con una extensión  superior a los 1.500 kilómetros, sino que fue la troncal más usada por los colonizadores para desarrollar el país en los primeros siglos de nuestra historia; con el paso del tiempo esa arteria fluvial fue abandonada hasta nuestros días, justo cuando se hace imperativo volver a mirar su cause como una de las alternativas más competitivas para el transporte de carga, tal como sucede en la mayoría de los países que son atravesados por ríos caudalosos. Esa no solo ha sido la promesa de los gobernantes de turno por varias décadas, sino la frustración de los empresarios importadores y exportadores de materias primas que verían afectadas sus cuentas si existiera tal alternativa de movimiento de carga desde Barranquilla hasta Honda. Desde épocas más modernas y recientes cuando se promocionaba la internacionalización de la economía, hasta ahora que nos regimos por los tratados de libre comercio y los termómetros de competitividad internacional, volver a mirar el Magdalena ha sido una constante en discursos, promesas e ilusiones, pero todo sigue siendo un sueño frustrado por varios factores que son comunes al subdesarrollo de nuestra infraestructura. La corrupción, la falta de planeación, la seguridad jurídica, la total carencia de compromiso del Gobierno Central en recuperar la navegabilidad del gran río, han hecho que aún sigamos esperado -con más desilusión que seguridad- que eso ocurra algún día. Ayer se supo que  el Gobierno recibió una carta del Banco Sumitomo en la anunciaba no participar en el cierre financiero del contrato de Navelena en el que la empresa brasileña, Odebrecht, tiene 87% de participación. Esta situación hace que la navegabilidad del Magdalena se vuelva a frustrar por otros tantos años hasta que lleguen empresarios y gobernantes capaces de sacra el proyecto adelante. El Gobierno le había dado plazo a Navelena hasta el 22 de febrero próximo para resolver el cierre financiero del contrato de APP del río, fecha que se deberá extender hasta volver a arrancar el proyecto con la seriedad histórica que éste merece. El consorcio Navelena fue en su momento el único proponente en la licitación que buscaba recuperar el canal navegable del río, dragado y encauzamiento, y estaba integrado por Odebrecht y Valorcon. Los últimos acontecimientos nos enseñan que es mucho lo que no se sabe sobre su adjudicación y que los responsables de este nuevo descalabro tan solo ahora se empezarán a conocer. Mientras tanto los empresarios tendrán que seguir esperando una alternativa de transporte competitiva para no seguir a expensas de un nuevo paro de camioneros que asfixie el país en términos de suministros importados. Los seis años previsto para desarrollar el proyecto se multiplicarán por dos y el Gobierno no podrá seguir diciendo que está importante obra va, porque va.