Transporte

La felicidad urbana como parte de RSE

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La felicidad, sin duda, tiene un impacto en la interacción entre los ciudadanos y sus sociedades

Daniel Pineda

Aunque parece un cuento, la felicidad y el comportamiento de las personas puede estar determinado por las condiciones a las que los ciudadanos se enfrentan día a día. De acuerdo con el centro de pensamiento Urban Hub, “las ciudades que permiten y apoyan la conexión social y la movilidad flexible mediante el diseño de sus espacios urbanos crean ciudadanos que son más sanos y están más contentos. Las tecnologías modernas hacen que ahora sea más posible que nunca aprovecharse de las soluciones de la movilidad inteligente, el diseño urbano sostenible, la democracia y un gobierno receptivo para transformar cada ciudad, su ciudad, en una ciudad feliz”.

En Colombia, el crecimiento poblacional en los últimos años, ha influido directamente en aspectos como el aumento en el tiempo de los trayectos habituales que suelen hacer los ciudadanos que se han incrementado en 62% en Bogotá, según el informe de 2016 de la Red de Ciudades Cómo Vamos. Adicionalmente, en 2017, Naciones Unidas estimó que la flota vehicular en América Latina podría triplicarse en los próximos 25 años.

Así, bajo la tesis acá planteada, planear el futuro de las ciudades trata de definir los aspectos que necesita una ciudad para cada día ofrecer mejores condiciones de vida a sus habitantes y por supuesto, visitantes. Pasar horas en trancones, hacer largas filas para tomar un bus, tener miedo en ocasiones de salir a la calle, no son características propias de una ciudad feliz. Hablando de movilidad, muchas son las ideas que vienen de diferentes sectores, privados y públicos, para tratar de mejorar las estructuras viales y los sistemas de transporte. Sobre esto, las aplicaciones como Uber, Beat y Cabify han dado pasos agigantados para contribuir a la solución y formar comunidades para crear desplazamientos más efectivos, permitiendo a su vez la optimización del parque automotor que actualmente está en las calles.

Es entonces cuando cobra relevancia pensar en el futuro y la planeación de las ciudades cada día más densas, siendo este un ejercicio que solo se puede hacer mirando cada entorno, no hay fórmula mágica ni homogénea para determinar que una solución funcionará de igual manera en dos ciudades distintas. Por ejemplo, Bogotá es una ciudad en la que, según los datos del Runt, hay 1,6 millones de vehículos particulares con Soat vigente, los cuales tienen más de 10 años de fabricación, que se encuentran en buenas condiciones de mecánica para operar. Por tanto, la planeación de Bogotá debe contemplar el movimiento actual de estos carros.

Es un asunto que conjuga diferentes aspectos, y todos deben ser tenidos en cuenta. Este es el futuro, donde tener una perspectiva amplia es la clave del éxito. Prepararnos para una ciudad con una mejor movilidad, debe ser un proceso obligatorio en el que los ciudadanos deben participar. Es un cambio que se apoya en las apps ya mencionadas y en otras en que los usuarios pueden ser parte de la solución, alimentando mapas interactivos como Waze y abriendo nuevas alternativas incluyendo sus vehículos al servicio de otros.

La utilización de servicios a través de las nuevas plataformas de movilidad invita a pensar en el futuro a partir de realidades que desde ya se presentan y por lo cual se hace importante fortalecer las líneas de planeación para construir y dirigir ciudades más felices, entendiendo la felicidad como un estado idóneo que promueve una convivencia sana, ciudades amigables y ambientes tranquilos, que sin duda tienen un impacto en la interacción entre los ciudadanos y sus sociedades. No es un cuento, la felicidad se debe perseguir para edificar ciudades sostenibles.

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