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La RSE no es opcional, sino estratégica

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La responsabilidad social empresarial abarca un amplia gama de áreas. comienza dentro de las empresas creando un entorno de trabajo inclusivo, respetuoso y positivo para los colaboradores

María José Ramírez

La responsabilidad social empresarial (RSE) solía ser un tema opcional en el mundo, visto solo como un acto filantrópico o una forma de apoyar a los grupos de interés más inmediatos. Sin embargo, cada vez más empresas reconocen la importancia de generar valor, no solo para sus accionistas, sino también para todos los grupos de interés con los que interactúan. La pregunta clave ya no es si una empresa debería ser responsable, sino cómo puede generar valor desde su estrategia para beneficiar a todos sus stakeholders, y personas realacionadas con la empresa.

La RSE abarca una amplia gama de áreas. Comienza dentro de la empresa, creando un entorno de trabajo inclusivo, respetuoso y positivo para todos los colaboradores. Este espacio debe permitir el desarrollo profesional y personal de los empleados, convirtiéndose en un lugar donde deseen estar y contribuir. En sectores como el financiero, donde el capital humano es el principal activo estratégico, es vital contar con políticas que atraigan y retengan el talento adecuado. La responsabilidad social no puede limitarse a la fachada externa; debe comenzar dentro de la empresa, con quienes la sostienen día a día.

Además de los colaboradores, la RSE también abarca la relación de la empresa con sus clientes y la comunidad en la que opera. En el sector financiero, por ejemplo, ser socialmente responsable implica ser transparente en la información que se ofrece a los clientes, brindar asesoría profesional basada en sus necesidades y apetito de riesgo, y actuar siempre con ética en los negocios. Facilitar que personas y empresas gestionen y hagan crecer su patrimonio contribuye al desarrollo económico y fortalece el mercado de capitales, generando un impacto positivo en la sociedad.

Una de las responsabilidades más importantes en el sector financiero es la forma en que las decisiones de inversión impactan a la sociedad. Las inversiones deben considerar su efecto en el medio ambiente, en lo social y en la gobernanza (ESG). Iniciativas como los Principios para la Inversión Responsable (PRI) nos invitan a repensar cómo seleccionamos nuestras inversiones, equilibrando los riesgos, las oportunidades y la rentabilidad de una manera más holística.

En términos sociales, las empresas están profundamente insertadas en sus comunidades. Aquí, la clave es preguntarse: ¿Cómo podemos contribuir de manera significativa a la sociedad? En el sector financiero, por ejemplo, esto implica una fuerte responsabilidad en áreas como la educación financiera y la inclusión.

Cada vez más, las empresas están formulando propósitos superiores que inspiran su estrategia y les permiten generar valor de manera integral. Estas compañías no solo buscan rentabilidad, también desean tener un impacto significativo en la sociedad. Los consumidores, especialmente las generaciones más jóvenes, exigen que las empresas con las que interactúan estén alineadas con sus valores y trabajen para mejorar el mundo a su alrededor.

De acuerdo con un estudio de Harvard Business Review, empresas con un fuerte enfoque en responsabilidad social superan a sus competidores en términos de satisfacción de empleados, fidelidad de clientes y rendimiento financiero a largo plazo. La Responsabilidad Social Empresarial ha dejado de ser un aspecto opcional para convertirse en una pieza clave de la estrategia corporativa.

Hoy, el desafío para las empresas es claro: integrar la RSE en su ADN y aprovecharla como una oportunidad para liderar con propósito. A medida que las expectativas de la sociedad cambian, aquellas organizaciones que se comprometan a crear valor para todos sus stakeholders prosperarán financieramente y dejarán una huella positiva en el mundo empresarial, así como social.

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