Responsabilidad Social

Sostenibilidad: clave para la vigencia de las empresas

Paula Cuéllar

Es indispensable entender la sostenibilidad como el resultado de una serie de políticas y proyectos alineados con el modelo de negocio de cada organización, que contribuyen con la viabilidad económica de la misma y de igual manera promueven la protección del medio ambiente y la generación de bienestar para los trabajadores, las comunidades y sus demás grupos de interés. En consecuencia, más que un concepto y una tendencia, la sostenibilidad es una forma de hacer las cosas, necesaria para aquellos que quieren sobrevivir en el agitado mundo empresarial. Es la llave hacia el futuro de las compañías que hoy con sus acciones ponen en juego además de su reputación, su licencia social para operar. 

Así, surgen dos preguntas, ¿cómo incluir los temas ambientales y sociales en una estrategia de negocio que busca rentabilidad?, y ¿con años de existencia en la industria, cómo hacer para subsistir muchos más?. Las respuestas no son sencillas, y por esto algunas organizaciones se han demorado en definir sus estrategias y políticas de sostenibilidad. Este ya no es un tema de donaciones o contribuciones aisladas. Hoy en día, el impacto a la comunidad y el medio ambiente debe ir en línea con la estrategia de negocio y garantizar la generación de valor en estas dimensiones. 

En este sentido, el primer reto se encuentra al interior de cada empresa, donde es necesario que la dirección esté comprometida y dispuesta a impulsar proyectos y prácticas que generen una sostenibilidad ambiental y social, no solamente económica. Es importante además que todos los empleados compartan estos ideales. Asimismo, es fundamental crear una cultura de medición y reporte para tener una política de sostenibilidad que sea transversal en las organizaciones.  En primer lugar, es necesario definir la línea base, entender con qué se cuenta para plantear metas en el corto y mediano plazo que permitan obtener resultados concretos y avanzar hacia una producción más limpia que ofrezca una mejor calidad de vida a la sociedad. 

Los retos transcienden a la organización, “la degradación y erosión del capital ambiental natural continuará hacia 2050, con el riesgo de que se presenten alteraciones irreversibles que podrían poner en peligro dos siglos de crecimiento en los estándares de vida”, señaló la Ocde en 2012. Esto plantea otro desafío, el cual gravita en hacer que las compañías logren que sus consumidores y clientes reconozcan además de las cualidades del producto, el valor agregado detrás de su elaboración.

Por ejemplo, un sanitario que consume 3,8 litros/descarga, elaborado con los más altos estándares de calidad, con un proceso de ciclo cerrado que genera cero vertimientos de agua, con procesos de cocción que han logrado eficiencias energéticas que han permitido en los últimos tres años una disminución de 3.413 toneladas de gases de efecto invernadero, son valores agregados que en la sala de exhibición deberían ser apreciados por los clientes. Es un producto que tras su elaboración, generó el mínimo impacto posible al medio ambiente, y adicionalmente al ser ahorrador de agua, seguirá ofreciendo beneficios en términos económicos al consumidor y medioambientales al país.