Una empresa que practique greenwashing puede pagar hasta 2.000 salarios mínimos
martes, 17 de septiembre de 2024
La Superindustria podrá imponer multas de hasta 2.000 salarios mínimos mensuales si la empresa viola el Estatuto del Consumidor
El greenwashing es una estrategia de marketing utilizada por empresas o instituciones que, de manera engañosa, promueven productos, servicios o prácticas como más respetuosos con el medio ambiente de lo que realmente son.
Este fenómeno ha ganado relevancia a medida que la conciencia ambiental ha crecido entre los consumidores. Las personas, cada vez más preocupadas por el impacto de sus decisiones de consumo en el medio ambiente, tienden a buscar productos o marcas que se alineen con valores ecológicos. Sin embargo, el greenwashing explota esta buena voluntad y, en lugar de impulsar un cambio positivo, puede llevar a la desinformación y la confusión.
Es por esto que se expidió el Decreto 1369 de 2014 que determina los lineamientos relacionados con la publicidad sobre las cualidades, características o atributos ambientales de los productos.
Además, el artículo 5 del Decreto 1369 de 2014 dispone que la Superintendencia de Industria y Comercio, SIC, tiene la facultad de imponer sanciones en caso de incumplimiento de las disposiciones del Estatuto del Consumidor.
Camila López, asociada en Holland & Knight, dijo que "a la fecha, en Colombia no existe una multa específica para la práctica denominada Greenwashing. Sin embargo, estos comportamientos podrían violar principalmente normas del estatuto del consumidor, mediante el cual se prevén multas hasta por 2.000 smmlv. Así mismo, dependido del tipo de infracción cometida y de las particularidades del caso, podrían incluso violarse normas ambientales o de competencia".
Las sanciones podrían incluir el cierre temporal del establecimiento de comercio hasta por 180 días, en caso de reincidencia y atendiendo a la gravedad de las faltas, cierre definitivo del establecimiento de comercio.
Esto porque las prácticas engañosas no solo perjudican a los consumidores, sino que también desacreditan las iniciativas genuinamente sostenibles. Empresas que realmente adoptan políticas ecológicas pueden verse opacadas por aquellas que solo pretenden hacerlo, y los recursos que podrían destinarse a soluciones verdaderas quedan desviados hacia campañas de marketing vacías.
Además, al crear una falsa sensación de progreso ambiental, el greenwashing ralentiza el impulso hacia un cambio estructural necesario para abordar los problemas urgentes como el cambio climático, la deforestación y la pérdida de biodiversidad.