Conozca siete consejos para hacer frente al desgaste y el agotamiento en el trabajo
sábado, 23 de septiembre de 2023
Los puestos de alta responsabilidad y las trayectorias profesionales consolidadas son algunos de los perfiles con mayor riesgo de desarrollar desgaste laboral
El Economista - Ciudad de México
Con mucha frecuencia, en conversaciones informales, decimos o escuchamos aquello de “estoy quemado”, en otras ocasiones acompañado de un “no puedo más” o “está situación me supera”. Al igual que estar triste no es lo mismo que tener una depresión, aunque en ocasiones digamos que estamos “depres” cuando lo que ocurre es que algo o alguien nos ha contrariado o algo no ha salido como nos hubiera gustado, el burnout o síndrome de estar quemado es un trastorno cada vez más frecuente en el ámbito laboral y no es algo puntual, sino que se alarga en el tiempo. Se trata por tanto de un estado de agotamiento físico, emocional y mental causado por el estrés crónico en el trabajo.
Los principales síntomas son el cansancio extremo, la falta de motivación, el cinismo o escepticismo y la sensación de no rendir de forma efectiva. También pueden manifestarse problemas de concentración, abandono de actividades que antes eran placenteras, absentismo laboral, irritabilidad y aislamiento social. A lo que hay que añadir que cada persona va a experimentar estos síntomas u otros de forma personalizada, es decir que dos personas con burnout pueden vivirlo de formas antagónicas, aunque el problema se el mismo.
Cómo detectar cuanto antes el agotamiento laboral
Como se puede imaginar, si no se trata a tiempo, este desgaste puede derivar en ansiedad, depresión e incluso pensamientos suicidas. A nivel profesional, se asocia con una disminución del compromiso con el trabajo, errores constantes, conflictos interpersonales y un deseo frecuenta de abandonar el trabajo o de no acudir a él.
Por ello, es fundamental estar atentos y detectar los signos tempranos de agotamiento para prevenir un impacto negativo tanto en la salud como en la relación que tenemos con nuestro trabajo. Aunque cualquier persona trabajadora puede sufrir burnout, ciertos perfiles son más vulnerables que otros.
La experiencia, la responsabilidad… ¡y el ‘burnout’!
Los puestos de alta responsabilidad y las trayectorias profesionales consolidadas son algunos de los perfiles con mayor riesgo de desarrollar desgaste laboral.
En el caso de los directivos y mandos intermedios, las presiones por cumplir objetivos, tomar decisiones difíciles y manejar situaciones de crisis constantes pueden pasar factura. La sensación de que todo depende de uno mismo puede ser agotadora de por sí, pero también la forma en la que se afronta la responsabilidad puede marcar la diferencia.
Por otro lado, los profesionales con años de experiencia en un campo pueden caer en la monotonía y el hastío. La rutina, la falta de nuevos desafíos, el desencanto, las expectativas no cumplidas y la sensación de tener que demostrar su valía continuamente frente a perfiles más jóvenes también es estresante.
Además, estos perfiles suelen vincular fuertemente su identidad y autoestima al éxito profesional a lo que hay que añadir la presión por conseguir el éxito y las expectativas ajenas por conseguirlo cuando se alcanzan ciertos puestos de responsabilidad. Por ello, tienen más dificultades para reconocer que están agotados y pedir ayuda, ya que temen que esto se perciba como debilidad o fallo personal por parte de los demás.
De ahí la importancia de normalizar y aprender a gestionar el burnout en ambientes exigentes. El bienestar debe ser una prioridad, independientemente de la posición profesional que uno ocupe.
¿Qué podemos hacer para afrontar el agotamiento laboral?
Aunque no existe una solución única, casi nunca las hay, sí que hay un primer paso: preguntarse por aquellos aspectos tanto de la situación, como de nuestra estrategia de afrontamiento de la misma que podemos controlar, ya sea parcial o completamente.
Una forma de empezar es que saber que existen numerosos estudios sobre el tema y que la diferencia entre pasar una mala racha a estar quemado está en la forma de afrontar las situaciones. Por tanto existen hábitos y pautas que podemos incorporar para evitar llegar al límite del agotamiento, algunos básicos son:
- Establecer límites saludables en el trabajo. Fijar horarios razonables, delegar tareas y aprender a decir no cuando sea necesario.
- Desconectar digitalmente fuera del horario laboral. Evitar responder emails o mensajes de trabajo durante las noches o fines de semana.
- Planificar periodos de descanso y vacaciones. Incluso pequeñas escapadas o días libres periódicos ayudan a recargar pilas.
- No descuidar las relaciones personales y las aficiones que nos generen bienestar.
- Adoptar hábitos saludables de sueño, alimentación y ejercicio físico. Un cuerpo cuidado refuerza la mente.
- Practicar la atención plena y la meditación para gestionar pensamientos intrusivos.
- Buscar apoyo profesional si los síntomas de burnout se agravan o cronifican. No hay que tener miedo o vergüenza en pedir ayuda.