Estas son las principales enfermedades que aquejan a ejecutivos y sus consecuencias
miércoles, 13 de julio de 2022
Comer fuera de horas, el escaso consumo de agua y los bajos niveles de actividad física son los hábitos más comunes de su rutina
Las exigencias del mundo de hoy, el estrés y el exceso de carga laboral, resultan siendo la mezcla perfecta para que un ejecutivo comience a padecer de diversas enfermedades crónicas que, en la mayoría de los casos, derivan en afecciones gastrointestinales como la gastritis, el colon irritable y el estreñimiento; pero también en patologías de carácter neurológico asociadas, principalmente con la ansiedad, la falta de energía y la depresión.
Quienes están inmersos en el mundo de los negocios, las ocupaciones y las transacciones pasan a un segundo plano algunas actividades más básicas de su vida, sin percatarse de los cambios que a menudo están experimentando y que deterioran su salud en los diversos aspectos desde los que se le evalúe.
El comer fuera del horario, el poco control en la calidad de los alimentos, el escaso consumo de agua y los bajos niveles de actividad física se convierten en los hábitos más comunes de su rutina, así como también lo empiezan a ser el no descansar bien, las alteraciones de su ciclo de sueño y las frecuentes tensiones emociones y mentales, producto de su agitado día a día.
Aunque estas acciones pudiera pasar desapercibidas entre los temas del empresario o ejecutivo, no es cierto que el cuerpo pueda también ignorarlo. Es así como con el tiempo, la acumulación de estos malos hábitos comienzan a manifestarse en la salud física y mental del individuo, en el que técnicamente ocurre una elevación crónica de las hormonas relacionadas con el estrés, principalmente el cortisol, que no es más que un ajuste biológico que le ayuda a sobrevivir en su día a día pero que a largo plazo compromete su memoria y creatividad, disminuye su agilidad en la toma de decisiones y perjudica el manejo de sus emociones.
El doctor Javier Galvis, médico especialista en medicina interna y certificado en medicina funcional, explica que “el cortisol cuando está elevado afecta el sistema nervioso, lo que provoca una sensación de falta de energía que genera una incapacidad de concentración y buen desempeño laboral".
Al tiempo que "se convierte en un ciclo vicioso que hace, que ante la falta la energía, el organismo pida alimentos ricos en azúcar, y como consecuencia de su consumo, se pueda generar una alteración en el intestino y su microbiota, así como el deterioro de su función intestinal que afecta directamente el desempeño neurológico y eleva los niveles de cortisol".
Si bien, para los ejecutivos, el consumo de azúcar se convierte en la salida ante la falta de energía que los puede asechar y generar una sensación momentánea de bienestar; no deja de tener sus efectos colaterales. Su consumo se va convirtiendo en una cadena de malos hábitos que paulatinamente, conlleva a trastornos metabólicos como la obesidad, la diabetes, el colesterol, los triglicéridos altos así como también a enfermedades cardiovasculares y neurológicas.
No obstante, el consumo de azúcar no aparece como el único responsable de estos detrimentos a la salud. También aparece el alcohol, siendo un producto bastante distintivo en los compromisos del ámbito empresarial y que conjugados con una pobre hidratación, comienza a tener consecuencias en la absorción de vitaminas como el complejo B y de minerales como el magnesio. Todos ellos, fundamentales para el buen funcionamiento del aparato digestivo.
Y así sucesivamente, en la cadena de estas malas prácticas también figura el bajo consumo de agua, "el cual incrementa el riesgo de estreñimiento, calambres, dolores musculares y dolores de cabeza, relacionados también con la tensión emocional”, indicó Galvis.
Ante este panorama, el experto concluye que fomentar hábitos de salud en todos los casos, se traducirá en mayor dinero para la compañía. Pues sólo así, se mantendrá invicta la productividad de los ejecutivos y por lo tanto, de sus seguidores.
Desde este punto de vista no está de más que los ejecutivos interesados en tomar mejores decisiones y lograr una mejor gestión de sus colaboradores, contemplen entre su rutina personal espacios breves de meditación y ocio para calmar el estrés.
El siguiente reto será dormir mínimo siete horas diarias por la noche, las cuales no sirve compensar de día ni el fin de semana. Pues, "por cada día de trasnocho se necesitan de tres a cinco días de buen dormir para recuperarse".
También se requiere hacer buenas elecciones en los alimentos para romper con el ciclo. En ese sentido, lo más aconsejable es consumir alimentos cocinados de casa. Es aquí cuando la popular "vianda" de los colombianos comienza a ser parte de la solución independientemente del nivel socioeconómico, en tanto que permite controlar y garantizar lo que se come así como la preparación, las porciones y la calidad.
De no ser este el caso, se debe comer en lugares con alimentos reales, preparados y cocinados desde cero, sin preservativos o aditivos ni industrializados o ultra procesados.
Entre otras cosas, también se debe ser estricto con el consumo frecuente de agua, así como de frutas en reemplazo de los jugos o bebidas. Se puede optar por aguas saborizadas con frutas o hierbas aromáticas naturales.
Además de estas acciones, el cuidado de la salud también se requiere unos ajustes en la rutina que dependerán en buena parte de la delimitación del trabajo. En este caso, toma relevancia el poder respetar los horarios laborales. Es decir, si lleva trabajo para la casa el fin de semana, va a seguir conectado a la fuente de estrés y no mejorará. "Cuanto más productivo menos horas de trabajo se llevará a casa", asegura el espacialista.
Por último, otro de los factores a considerar son la actividad física o el deporte. Ello dependerá de los gustos e intereses del ejecutivo. No obstante, en todo caso, lo importante será que pueda separarse un espacio mínimo de 30 minutos para cualquier tipo de ejercicio que la persona disfrute.