Los incentivos extrasalariales y la actividad física previenen el ‘burnout’
viernes, 7 de junio de 2019
El síndrome del quemado o el trabajador desgastado es una condición de agotamiento crónico en el empleado que está aumentando el ausentismo en oficinas
Laura Neira Marciales
El estrés diario y la presión en el trabajo se han convertido en un factor recurrente en las compañías, generando así que las personas sufran de enfermedades como estrés laboral o el ‘síndrome burnout’, que puede afectar la productividad.
La segunda enfermedad se entiende como el ‘Síndrome del Quemado’, un trastorno psicológico del trabajador que está desgastado por agotamiento físico, mental o emocional. Inicia por el desinterés del trabajador en sus tareas, es decir, pierde el sentido de la responsabilidad, pasa por largos períodos de ansiedad y termina en la depresión.
¿Cómo prevenirlo? Paola Casallas, directora de Unafelizmente, explicó que para evitar este trastorno es bueno “realizar ejercicio por las mañanas, pues eleva los niveles de endorfinas y le permite despejar su mente de las ideas de frustración, también se sugiere hacer ejercicio de respiración, busque actividades extralaborales, así como mantener una comunicación abierta con su jefe”.
Asimismo, aseguró que por el lado de las compañías “hay que promover y elaborar pausas activas que le permitan al colaborador recuperar la energía y mejorar su desempeño laboral, una buena opción es hacer sesiones de Zumba, boxeo o clown”.
Silvana Vergel, directora de Hays Executive para Colombia y México, resaltó que las compañías atacan esta problemática con incentivos para los empleados. Según su Guía Salarial, 81% de las compañías en el país ofrecen beneficios extrasalariales y 48% activaron nuevos beneficios en 2018, entre los que destacan la flexibilidad de horario (20%), el teletrabajo (16%) y los días libres por fechas especiales (14%)”.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) explicó en su publicación ‘La organización del trabajo y el estrés’, que “en casos extremos, el estrés prolongado o los acontecimientos laborales traumáticos pueden originar problemas psicológicos y propiciar trastornos psiquiátricos que desemboquen en la falta de asistencia al trabajo e impidan que el empleado pueda volver a trabajar”.
Sumado a esto, durante la Asamblea Mundial de la organización, se adoptó el burnout o desgaste profesional dentro de la Clasificación Internacional de Enfermedades, la cual tiene síntomas como el agotamiento, el estrés permanente, la baja productividad, así como un sentimiento negativo y pesimista acerca de su trabajo.
Es importante recalcar que “a nivel sintomático, el empleado puede presentar dolor de cabeza, dolores musculares, insomnio, úlceras, disminución de peso y hasta desmayos por la pérdida de conciencia”, dijo Casallas. A nivel de conducta, “se puede evidenciar un alto ausentismo, problemas de relacionamiento, poca concentración, sensibilidad y llorar sin razón alguna, alto consumo de café, fármacos, cigarrillos o alcohol en el sitio de trabajo”.
Vergel resaltó que los niveles de rotación de personal por industria y el cambio generacional “han resaltado la importancia de herramientas de retención y cuidado de los colaboradores”, pues 75% buscará una nueva oportunidad laboral en el próximo año.