No buscamos workaholics, sino productividad sostenible
viernes, 12 de octubre de 2018
Empresas deben apoyar la gestión del estrés laboral.
Silvina Bodereau
A lo largo de mi experiencia en Recursos Humanos he recibido decenas de postulaciones de candidatos. Es curioso que en la mayoría de los currículos que he revisado se destaquen dos características: por un lado, los aspirantes aseguran tener alta tolerancia a situaciones de estrés y por otro, la capacidad de trabajar bajo presión. La realidad es que encontrar personal dispuesto a someterse a estas situaciones lejos de sumarle valor al desempeño laboral, refleja el problema que tienen algunas organizaciones para gestionar el rendimiento de las empresas.
Si bien es innegable que el estrés existe y que, de hecho, es un elemento del que algunos sacan provecho para su productividad, es un error para los directivos permitir que esta condición se convierta en parte del contexto de trabajo. Una mala gestión de las cargas laborales solo deriva en efectos físicos, psicológicos y sociales sobre el trabajador, en el incremento los índices de ausentismo y en un ambiente laboral tenso que lejos de incentivar la creatividad producen un gran daño para las organizaciones.
Pero invertir en salud ocupacional va más allá de otorgar cinco minutos diarios de pausas activas. Se trata, por un lado, de incluir dentro del ADN de las empresas el cuidado real de la fuerza laboral y por otro lado, contar con programas bien estructurados de seguridad, medicina ocupacional, bienestar y liderazgo que alcancen a los colaboradores incluso por fuera de las oficinas. Más que ‘workaholics’, lo que buscamos en empresas como BASF es cuidar de nuestro talento e incentivarlo; ese es el camino que hemos encontrado para ser cada vez más competitivos.
Además de contar con el personal con la formación necesaria para atender cualquier eventualidad, velamos por proteger la buena salud de nuestros colaboradores. Promover ambientes laborales armoniosos y saludables nos ha dado grandes resultados. El más evidente es que en BASF el índice de rotación voluntario está por debajo del 1 %, cifra que nos diferencian de lo que el mercado y compañías similares viven. La realidad es que somos una organización atractiva para el talento y nuestros colaboradores sienten, naturalmente, una responsabilidad con la empresa y con el beneficio de toda la compañía.
En BASF creamos química para un futuro sostenible y esto también lo llevamos a la administración de nuestro recurso humano bajo el concepto “desempeño sostenible” donde velamos porque nuestros colaboradores encuentren un balance entre su vida laboral y personal, permitiendo que sea el amor y pasión la que incentive su orientación a la excelencia. En una organización con “desempeño sostenible” los empleados tienen un día a día equilibrado con sus posibilidades físicas y mentales, permitiendo que en los momentos de coyuntura, el dar la milla extra no genere un desgaste excesivo para ellos ni sus familias.
La seguridad es parte fundamental de nuestra estrategia corporativa y siempre redunda en la protección del bienestar de nuestros colaboradores, ellos deben volver a sus casas sanos física y mentalmente y así mismo convertirse en embajadores de seguridad para sus familias. Creamos cultura de autocuidado donde en equipo cuidamos nuestra seguridad y la de nuestro entorno, por ejemplo, si usted se encuentra en una oficina de BASF llevando su computador y una bebida al tiempo, no se sorprenda porque de inmediato un empleado se acerque a ayudarlo con alguno de los elementos, sin que usted se lo pida.
En BASF hacemos tangible el bienestar con un esquema de beneficios a la carta moderno y competitivo que incluye auxilio monetario para beneficios como medicina prepagada, gimnasio, alimentación balanceada, consultorio y personal médico disponible, chequeo médico ejecutivo para nuestros líderes, entre otros. Junto con planes de actividades de bienestar que además de acogerse a las exigencias de la ley, responde a los intereses personales de los colaboradores generando espacios de entretenimiento y conexión emocional con la empresa.
Como directivos debemos ser conscientes de que el verdadero talento no es fruto de la presión sino de la inspiración, por esto promover ambientes de trabajo saludables, seguros y con “productividad sostenible” debe ser una prioridad en nuestra gestión. No hay crecimiento, productividad ni alto desempeño si se pasa por alto el recursos más importante de nuestras organizaciones: las personas.